SOMOS LO QUE COMEMOS

jueves, 17 de julio de 2008

Crítica del libro “La verdad sobre la salud de los niños: Guía para comprender, prevenir y curar enfermedades”, de Robert Bernardini, MS

Crítica escrita por Janice M. Curtin



He estado buscando un libro completo sobre la salud de los niños y finalmente lo he encontrado. Robert Bernardini cubre todos los temas relacionados con criar a un niño sano, desde cómo hacer tu propia fórmula láctea para bebé hasta por qué hay violencia en los colegios.

Comienza con un informe sobre el estado de la infancia en América hoy en día, donde Bernardini formula una pregunta que yo me he hecho muchas veces. “Si usted que está leyendo esto es un adulto que tiene más de 40 años, me gustaría que recuerde los años de su infancia. ¿Cuántos niños sabía que tenían leucemia, asma, diabetes, Trastorno de Déficit de Atención/hiperactividad, artritis, esclerosis múltiple, cáncer, autismo u obesidad? Puede ser que usted haya conocido unos pocos. Quizás el chico del final de su calle tenía asma, y un pariente distante tenía diabetes juvenil. O que oyera en las noticias algún caso raro de leucemia en algún niño. ¿Y ahora? Parece que a cualquier sitio que mire, ve, lee u oye que un niño tiene un serio problema de salud. ¿Cuántos niños conoce que están tomando Ritalin o fueron diagnosticados con un problema de aprendizaje? Hay hospitales enteros dedicados al cáncer infantil. El asma y la diabetes son consideradas epidemias actualmente.

Bernardini nos despierta al hecho de que los niños estuvieron en otro tiempo mucho más sanos de lo que están ahora. Ahora ni siquiera sabemos cómo es un niño realmente sano y estas enfermedades han llegado a ser tan habituales que no caemos en la cuenta de lo raras que eran en los años 50. El autor no sólo hace un buen trabajo abriendo nuestros ojos a los problemas de salud de los niños actuales, si no que también nos proporciona herramientas e ideas que podemos usar para ayudar a nuestros hijos a tener un bienestar óptimo.

Bernardini señala que “vivimos en un universo de leyes. A estas leyes no les importa si tú eres blanco o negro, japonés o mejicano, si tienes 90 años o eres todavía un feto. Estas leyes son fundamentales en la naturaleza de la materia y la energía y determinan cómo progresa la vida. Si vivimos en armonía con estas leyes, como consecuencia viviremos “en armonía”. Si las incumplimos, estaremos discordantes. Esta falta de armonía creará la enfermedad, y un comportamiento aberrante”. El doctor Price expresó este hecho de una forma similar así: “La vida en toda su plenitud es la obediencia a la Madre Naturaleza”.

El autor explica que cuando ocurre un problema de salud debemos determinar cuál es el problema real y muy importante: la causa de los síntomas. Luego debemos aplicar nuestro conocimiento y tecnología de una manera que trabaje junto con la naturaleza, no contra ella, para así hacer que nuestros hijos se pongan bien. Un buen ejemplo de esto puede ser el tratamiento del Trastorno de Déficit de Atención/Hiperactividad. Bernardini recomienda la desintoxicación de metales tóxicos de los tejidos del niño y proporcionarle una buena alimentación en lugar de darle Ritalin. Si no quitas la causa nunca te librarás por completo del problema. Puede, sin embargo, parecer que ha desaparecido pero después saldrá a la superficie de otra forma.

Bernardini también habla de la salud mental y emocional y el aumento de la violencia en nuestros colegios. “Según la Oficina Federal de Investigación, los años comprendidos entre 1985 y 1995 fueron testigos de un aumento del 249 % en asesinatos relacionados con armas llevados a cabo por jóvenes”. El autor dice que nuestros niños se están volviendo locos porque “no son felices. Y no los son porque no están sanos”.

Además, “La gente cada vez enferma más joven, física, mental y emocionalmente. Y no es por casualidad, es debido a que nuestros cuerpos no están siendo tratados y cuidados de la forma como la naturaleza lo diseñó”. Nuestros hijos están expuestos a toxinas medioambientales que sus pequeños cuerpos no pueden manejar y además están estresados y mal alimentados.

Bernardini hace hincapié en que la dieta de las mujeres embarazadas y los bebés durante los primeros años de vida es crítica para su salud y felicidad más adelante. Cita a Susan B. Robbers, Ph.D, profesora de nutrición en Tufos University School of Nutrition Science and Policy en Boston, que dice: “Como investigadora de la nutrición, me he pasado 20 años estudiando la importancia de la comida saludable en todas las etapas de la vida. (...) Estudios de mi propio laboratorio y otros alrededor del mundo me han enseñado que los alimentos que mi hija come durante los primeros meses y años de su vida tienen efectos a largo plazo y en algunos casos permanentes. Los alimentos crean condiciones en todo prácticamente: desde el desarrollo mental y físico hasta la vitalidad, la personalidad y la salud desde la niñez hasta la vejez. Bernardini provee una amplia información sobre los alimentos y nutrientes que un bebé necesita, qué hacen estos nutrientes, y cómo conseguirlos.

El consejo del autor está en línea con el del doctor Price. Característico en todo el libro, Bernardini no cesa de decirnos que es importante que los niños en edad de crecimiento deben obtener suficientes grasas de su dieta. “El 50 % de las calorías que consumen los recién nacidos deben provenir de grasa dietética. La grasa es esencial para el crecimiento normal desde la infancia en adelante, ya que ésta provee de ácidos grasos, los ladrillos que los niños necesitan para la crítica programación metabólica del crecimiento y desarrollo del cerebro”. El autor da consejos específicos sobre cómo alimentar a tus hijos. Incluye nuestras recetas de fórmula láctea casera para bebés y recomienda aceite de hígado de bacalao, yemas de huevo, leche entera sin pasteurizar e hígado.

El doctor Bernardini se dirige sin miedo a una selección de temas controvertidos incluyendo los defectos de nacimiento, la infertilidad, la comida de bebés y las leche de fórmula, la soja, las vacunas y el Síndrome de Muerte Súbita Infantil. Proporciona un asesoramiento exhaustivo sobre lo que hay que evitar pero también tiene bastante apoyo y recursos para tratar cualquier problema que tu hijo pueda estar experimentando.

Yo, particularmente, disfruté con sus secciones de “Comida para pensar”. Él se atreve aquí a contarte las conspiraciones detrás de muchas de las políticas de nuestro gobierno y por qué éstas perjudican a los niños. El autor expresa su opinión explicando cómo deberían cambiarse las políticas a otras menos peligrosas. En su capítulo sobre el Factor de la Ascendencia habla incluso de la preferencia sexual y las razones biológicas y fisiológicas de la propensión a la homosexualidad, como apareció en los estudios con gatos de Pottenger.

Bernardini hace un buen trabajo otorgándonos conocimientos para ser proactivos. A él le importa particularmente que nosotros tomemos la responsabilidad de nuestra propia salud y la de nuestros hijos. Hace una buena recomendación cuando dice: “Debe examinar de cerca la información que recibe del gobierno y de los medios de comunicación. Las decisiones políticas, las guías alimenticias y leyes, son creadas a menudo no tanto para la conservación de nuestra salud, sino para la conservación de beneficios. Mucho dinero puede hacer muchas cosas, incluyendo la influencia en nuestro gobierno. Un estudio de 1980 mostró que casi la mitad de los dirigentes principales en la Agencia de Alimentos y Medicamentos de EEUU (Food and Drug Administración, FDA), habían trabajado una vez para las organizaciones que la FDA tiene que regular. Asimismo, muchos dirigentes de la FDA la abandonan para ir a trabajar para una compañía en el campo que antes estuvieron regulando... Haga alguna investigación y formule algunas preguntas. No crea necesariamente a alguien sólo porque él o ella salen en las noticias de la noche, en los periódicos o es un tal “experto”. Hágase experto usted mismo. Aprenda a buscar respuestas, no acepte lo que le endilgan simplemente, porque LA VERDAD ESTÁ A MENUDO SILENCIONSAMENTE ESCONDIDA. La verdad no está ahí por dinero, está ahí sola. La verdad no hace publicidad.” Nos recuerda que no debemos fiarnos de los anunciantes y estar vigilantes que no nos laven el cerebro. Debemos ser constantemente conscientes del hecho de que podemos perder nuestros derechos y libertades de la salud si no estamos educados, conscientes y vigilantes para protegerlos.

El libro La verdad sobre la salud de los niños (The Truth About Children's Health) es increíblemente informativo, pero algunos pueden asustarse por el énfasis que hace éste en las toxinas y peligros del mundo actual para nuestros hijos. Bernardini es de los entendidos en esta área debido a su formación, que incluye estudios médicos y una licenciatura en Ciencias Ambientales e Ingeniería. Ha trabajado como ingeniero ambiental durante siete años y su especialidad en temas médicos y científicos le ha ayudado a conocer las causas reales y las soluciones de muchos problemas de salud. Así que aunque La verdad sobre la salud de los niños contiene algunas aterradoras realidades sobre nuestro mundo tóxico y sus posibles efectos, el libro también proporciona recursos y medios a sus lectores y da unos consejos maravillosos sobre cómo llevar la salud óptima a nuestros hijos. Debido a que esta información puede hacer una increíble diferencia en la vida de nuestros hijos, yo recomendaría el libro de Bernardini a los todos los nuevos padres.


Crítica de Janice M. Curtin del libro The Truth About Children's Health, PRI Publishing, 2003.


Traducción de Thais®

lunes, 14 de julio de 2008

El fraude de la pasteurización (extracto del libro "Vida Sana", de Harvey y Marylin Diamond)

¿Y si le dijera que existe una bomba especial que, dejada caer en tiempo de guerra sobre una ciudad convenida en campo de batalla, sólo mataría al enemigo y dejaría indemnes a nuestros aliados? ¿Me creería o pensaría que miento? ¿Y si le dijera que puedo tomar un alimento con unos ingredientes buenos y otros malos y calentarlo a elevada temperatura, de modo que mate a los malos (nuestros enemigos) y deje a los buenos (nuestros aliados) indemnes? ¿Creería eso? Las mentiras son curiosas. Si dice una lo bastante grande, en voz lo bastante alta y durante el tiempo suficiente, repitiéndola una y otra vez, la gente acaba creyéndola verdad. No hay ninguna duda. ¡Es algo comprobado! Como una mentira de grandes proporciones se ha voceado muy a menudo y durante largo tiempo, el público ha llegado a aceptarla como verdad. ¿Cuál es la mentira? Es el segundo ejemplo que acabamos de dar: la pasteurización.

Cualquiera que le diga que la leche pasteurizada es más segura que la leche sin tratar, o miente descaradamente o exhibe el ejemplo más clásico de la profundidad a la que algunos están dispuestos a enterrar su cabeza en la arena a fin de conservar una financiación o su paga. La pasteurización es pura y simplemente uno de los mayores engaños efectuados a un público desprevenido. Hay pruebas suficientes para demostrar que esto es cierto, y para exponerlas necesitaríamos varios volúmenes como éste. La pasteurización se ha vendido de una manera tan convincente que las mismas personas a las que daña salen en su defensa. Lo más exasperante es que los responsables de la pasteurización acusan a otros de algo de lo que ellos son culpables. ¿Recuerda aquellas viejas películas del oeste en las que el malo cometía una hazaña vil y luego acusaba al héroe para que le culparan, haciendo que los indignados habitantes del pueblo estuvieran en contra del héroe y pidieran que lo ajusticiaran? El mato era el acusador más vehemente. Cuando era niño y veía esas cosas en la televisión, me sentía tan frustrado que gritaba a cualquiera que pudiera oírme: «¡Eh, eso no es justo, el malo lo ha hecho y está culpando al bueno! » Los responsables de la pasteurización debían de ser los autores de esos guiones.
La verdad es que los problemas asociados a la ingestión de leche son mucho más pronunciados con la leche pasteurizada que con la leche sin tratar, y aun así los pasteurizadores señalan acusadoramente a otros. ¡Eh, no es justo!

Permítame que aclare una cosa: no creo que la leche, sin elaborar o pasteurizada, sea adecuada para nadie que desee estar sano, pero la idea de que la leche pasteurizada es superior de alguna manera a la normal es demasiado absurda. Tome cualquier alimento o plantas vivas, y caliéntelo a temperatura elevada. ¿Cuál es el resultado? ¡Se muere! Las enzimas, el principio vital de toda célula viva, mueren a 54,5 grados. La leche se pasteuriza a 68 grados. Someta una rodaja de sandía a 68 grados y no quedará nada de valor en ella. Someta una planta de su jardín, una rosa o una violeta, a 68 grados, y tendrá el mismo destino: morirá. Someta un puñado de brotes rebosantes de vida a 68 grados y obtendrá los mismos resultados. Es el final del viaje, el último suspiro, la descarnada, la MUERTE.

Cuando la leche fluye de la ubre de una vaca, contiene las materias primas de la vida para el ternero. Pasteurice la leche a 68 grados y le ocurrirá lo mismo que a la sandía, la planta o el brote. ¡Se muere! Como hemos demostrado en el capítulo 8, LOS ALIMENTOS MUERTOS NO PUEDEN MANTENER LA VIDA. La pasteurización mata.

El propósito de pasteurizar la leche consistía en proporcionar un producto limpio. A fines del siglo pasado, a medida que crecía la demanda de leche, cada vez estaba más sucia. La gente enfermaba, incluso moría, por lo que hubo un gran apremio para que se limpiara la leche. Pero lo contrario de suciedad es limpieza. La leche pasteurizada no está automáticamente limpia. Puede estar tan sucia como cualquier otra clase de leche. El problema, por lo menos con la leche normal, es que, si se estropea, se agria de inmediato y el consumidor la tira. Cuando está pasteurizada también puede estropearse, pero no se agria. ¡Se pudre! Se vuelve pútrida, y no hay un sólo granjero en la tierra que no lo sepa. Por desgracia, cuando está pasteurizada, uno no puede saber cuándo empieza a estropearse. Así pues, las posibilidades de beber leche pasteurizada contaminada son mucho mayores que cuando se toma la leche normal. La leche pasteurizada se vuelve rancia mucho antes de que emita un olor evidente.

La necesidad de que la leche fuese pura no era un problema pequeño. La gente clamaba para que limpiaran las granjas. ¿Comprende? Querían la limpieza de las granjas para que pudieran suministrar una leche fresca, limpia y sin elaborar. Habían tomado leche normal durante siglos, y les gustaba. Se opusieron a la novedosa idea de la pasteurización. No querían que nadie manipulara su leche, sólo deseaban que la limpiasen. Pero, si se pasteurizaba, era de suponer que entonces se resolvería el problema de la limpieza. La gente no quería la leche calentada porque ni tenía el mismo sabor. Sabía mal.

El golpe de gracia a la leche sin elaborar llegó cuando quienes tenían negocios y talento de marketing comprendieron las ventajas de disponer de una leche que no se agriara. Podrían producir más leche, almacenarla, incluso transportarla, y no se estropearía. Esto era una gran noticia... para los negocios, no para la salud de los consumidores. Naturalmente, no tendría sentido pedirle al personal que estuviera de acuerdo con la pasteurización porque era bueno para los negocios. Así pues, la ofensiva de la pasteurización se basó en la idea de que mataba todos los gérmenes malignos de la leche, haciéndola más saludable. No importaba que, al igual que los malos, también cayeran los buenos. La gente seguía rechazando la pasteurización. No les gustaba el sabor de la leche y desconfiaban de la idea. Así pues, se trató de un enfrentamiento entre los grandes negocios y los consumidores. ¿Sabe quien ganó? Tómese su tiempo antes de responder, no se apresure. Sé que es una pregunta difícil.

La pasteurización se inició en 1895. La preocupación por la limpieza ya no era un problema, porque, con el calentamiento de la leche, la limpieza ya no se consideraba necesaria. Por otra parte, era posible obtener leche sin elaborar. Se creó la Comisión Médica sobre la Leche, un grupo de médicos que inspeccionaba y «certificaba» la leche sin elaborar, para asegurarse de que se ajustaba a todas las rígidas normas de seguridad, hacia 1930, en todos los Estados Unidos se podía conseguir leche limpia sin pasteurizar.

Es interesante observar que la misma industria láctea se opuso a la pasteurización obligatoria. Recurrieron a los tribunales, ¡y perdieron! (41) Pero no tardaron en superar sus escrúpulos y en la actualidad están muy satisfechos con la pasteurización. ¿Por qué no? En menos de un siglo la industria lechera ha salido de una oscuridad casi total para convenirse en el Goliat de la industria alimentaria. Y todo se lo deben a la pasteurización. Adivine quiénes más estaban en contra de la pasteurización. ¡Los dietistas! ¡De veras! Al darse cuenta de que los intereses comerciales sólo se preocupaban de la duración de la leche y no de la posible adulteración, se opusieron con vehemencia a la pasteurización. ¿Dónde están hoy? Siguen al lado de la industria lechera, junto a la que lucharon contra la pasteurización cuando sabían que era un error pero ahora que las cosas han salido bien -financieramente, claro- apoyan ferozmente los mismos procesos que antes atacaban.

Como puede ver, en otro tiempo sabían de qué estaban hablando.
Antes de proseguir, permítame ofrecerle algunas afirmaciones efectuadas por las personas que hicieron cuanto estaba en sus manos contra la pasteurización durante los años treinta.
Estas notas están tomadas del Vaccination Enquirer, una revista que se publicó en Inglaterra desde principios de siglo hasta los años cincuenta. La primera es del 10 de abril de 1932, y dice así: «La pasteurización convirtió a la leche en peligrosa e insegura. Podría ser necesaria, incluso ser buena, pero nunca podría convertir una leche mala en buena. » En una editorial de ese mismo número se dice: «Causa consternación reflexionar en que la burocracia y el despotismo médico han ido cogidos de la mano hasta el punto en que un ciudadano, por primera vez en la historia del mundo, puede ser incapaz de procurarse leche natural extraída directamente de una vaca sana con todas las precauciones higiénicas, y tiene que consumir sólo leche que ha sido tratada y manipulada de acuerdo con los dogmas médicos cambiantes y las prescripciones del momento. Tan sólo podemos confiar en que nuestros amigos en el Parlamento, a pesar de su reducido número, puedan encontrar el medio de presentar una oposición decidida a esta monstruosa e intolerable innovación. » Vemos, pues, que la pasteurización no fue precisamente recibida con los brazos abiertos.

La nota siguiente fue publicada por la misma revista, el Vaccination Enquirer, el 10 de junio de 1938. Un corresponsal escribía: «Me asombra que se dedique tanta propaganda a desacreditar la leche sin elaborar, la cual, siempre que esté limpia, se encuentra en el estado en que la naturaleza ha ofrecido al hombre sus máximas virtudes. De ello tengo pruebas por conocimiento propio. Hace unos años, el consejo municipal de Salt Coates, en un acceso de entusiasmo, montó una fábrica de leche que sólo producía leche pasteurizada. Al cabo de un tiempo los niños del pueblo, a los que alimentaban con esa leche, presentaron una serie de problemas de salud. Madres y médicos no acertaban a determinar la causa, hasta que una vuelta general a la leche sin elaborar, recibida directamente de las granjas y vendida al por menor en el pueblo, coincidió con la recuperación de los niños. Por supuesto, la fábrica de pasteurización desapareció pronto, pero esta evidencia quizá sea demasiado sencilla para impresionar a las mentes académicas que adoran la teoría».

Otro artículo, en el número de 10 de junio de 1938, citaba una carta a The Daily Telegraph: «El honorable señor Lionel Guest, que ha criado vacas durante diez años en Canadá y otros diez en Inglaterra, dice que los gatos y los perros, a menos que casi estén muertos de hambre, rechazan la leche pasteurizada. Ni siquiera las ratas la beben de buen grado, y no se distinguen por su epicureismo. Prácticamente toda la leche pasteurizada es leche agria disfrazada. Nunca se agria apropiadamente, sino que se vuelve rancia. También en la actualidad se inocula a las vacas tantos productos contra esto y aquello que la leche es desagradable».

Del número de 10 de marzo de 1937: (El Comité de Enfermedades del Ganado) informó de que la reducción del contenido de vitamina C en la leche debido a la pasteurización puede tener graves efectos en los niños pequeños si no se corrige mediante la adición de zumo de fruta, y que la pasteurización está apoyada por los grandes intereses comerciales, que no pueden prescindir de ella.» Como puede ver, sabían por qué se practicaba ese método.

Una última cita, del 10 de septiembre de 1939: «La doctora Marie Stopes escribió un artículo muy interesante sobre la leche en The Daily Mirror de fecha 9 de junio de 1939. Entre otras cosas, decía: «Una serie de circunstancias ha propiciado la reciente acometida de la pasteurización, que es una grave amenaza para todo el país. Detrás de esta práctica existen grandes intereses comerciales. Sólo se le oponen los esfuerzos individuales, y así se predispone naturalmente al público para que acepte lo que sin duda es tan pernicioso como un veneno.

Puede que no le lesione rápidamente, pero lo hará a la larga. El hecho de que la leche pasteurizada no se estropee como debería, constituye uno de sus peligros. Cuando la leche fresca se estropea, el consumidor lo nota enseguida por el sabor y el olor. Como es lógico, los intereses comerciales promueven la pasteurización, pues significa para los fabricantes la posibilidad de vender legalmente leche rancia. Se supone que, tras la pasteurización, la leche está a salvo, pero no lo está. Puedo calificarla sinceramente como un Veneno pernicioso». Sabían lo que sucedía, como mucha gente en Estados Unidos, pero usted ya sabe quién se salió con la suya.

El doctor N.W. Walker, el caballero que alcanzó los 109 años, a quien me he referido antes, se oponía con firmeza a la pasteurización, a la que consideraba comercialismo, y decía que las afirmaciones de que previene enfermedades eran «absolutas falsedades». En su libro Diet and Salad Suggestions, informó de doce muertes directamente atribuibles a la leche pasteurizada, que ocurrieron en San Francisco, en 1928. Un año antes, en Montreal, Canadá, la leche pasteurizada causó 533 muertes.

El doctor William Ellis, que ha investigado este tema durante cuarenta y dos años, dice que la pasteurización destruye enzimas valiosas, haciendo que la leche pasteurizada sea mucho peor que la natural. Un estudio realizado a lo largo de diez años demostró de manera concluyente que la leche pasteurizada es uno de los principales factores que contribuyen a la patología cardíaca en sus numerosas variedades. En 1945, se dieron 450 casos de enfermedad infecciosa causada por la leche natural. Hubo 1.492 causados por la leche pasteurizada. (257) En junio de 1982, más de 170 personas en tres estados del sudoeste de Estados Unidos sufrieron una infección intestinal que les ocasionó diarrea grave, fiebre, náuseas, dolor abdominal y dolor de cabeza. Más de cien tuvieron que ser hospitalizados. ¿La causa? Ingestión de leche pasteurizada. (34).

A menudo se considera que la leche pasteurizada es esencial para una buena dentadura. Un estudio con ratas, cuyo proceso de decadencia dental es biológicamente idéntico al de los dientes humanos, indica otra cosa. Se dividió a las ratas en tres grupos. Al primero se le suministró una comida especial para roedores fabricada por una marca comercial. Presentaron menos de una cavidad durante toda su vida. Al segundo grupo se le alimentó con una dieta en la que predominaba un azúcar muy refinado. La media de cavidades fue de cinco y media por animal. Al tercer grupo se le suministró leche pasteurizada, y el número de cavidades fue de nueve y media por rata, ¡casi el doble que en el grupo alimentado con azúcar! (359) En un número de Lancet de los años treinta se informó de que la dentadura infantil tiene menos probabilidades de cariarse con una dieta que incluya leche natural que otra cuya leche está pasteurizada. (168) En la misma revista se decía que los sabañones, una afección muy corriente que causa un tremendo picor y erupciones en los niños, se eliminaban casi por completo cuando tomaban leche sin pasteurizar.
Una y otra vez, en la misma revista, se informaba de que la resistencia a la tuberculosis aumentaba en los niños que tomaban leche natural en vez de pasteurizada, hasta el punto de que en cinco años sólo se había dado un caso de tuberculosis entre ellos, mientras que en los cinco anos anteriores, cuando se daba a los niños leche pasteurizada, se produjeron catorce casos de tuberculosis. Otro estudio realizado en 1933 demostró estadísticamente que el crecimiento de los niños era mucho mayor si tomaban leche natural que si la tomaban pasteurizada. (225).

Unos perros alimentados con leche pasteurizada contrajeron sarna y presentaron otros trastornos. Los cachorros alimentados con leche natural se desarrollaron bien. Un médico inglés alimentó a cachorros de perro y gato sólo con leche pasteurizada, y todos ellos murieron. Los cachorros alimentados con leche natural se desarrollaron bien. (336) Pero hay un ejemplo que es definitivo: Terneras alimentadas con leche pasteurizada murieron antes de la madurez en nueve de cada diez casos. (245, 344) ¡Terneras! El mismo animal para el que está diseñada la leche, el único animal, por cierto, no puede alirnentarse de ella si está pasteurizada. Reflexione un momento en todo esto. La leche pasteurizada es letal.

Hay un estudio a lo largo que muestra con tal claridad la naturaleza patológica de la leche pasteurizada, que lo he reservado para el final. No sólo lo dirigió un experto bien conocido y muy respetado por sus estudios clínicos, sino que, además, la naturaleza del estudio no deja ninguna duda sobre el carácter destructivo de la leche calentada. En el mismo estudio al que nos referimos en el capítulo 8, el realizado por el doctor Francis M. Pottenger con 900 gatos. Relea, por favor, los resultados de ese estudio (en la página 131), que concluye con una acusación devastadora contra los alimentos cocinados. Recuerde que a los animales sólo se les suministraba dos clases de alimentos, cocinados o crudos. No mencioné a propósito cuáles eran las dos clases de alimentos, para no disminuir el impacto de lo que diré ahora. Se trataba de carne y leche. Cuando se suministraban crudos a los animales, éstos medraban. En cambio, cuando estaban cocinados, los gatos enfermaban y morían.

He aquí el golpe final. ¡Incluso cuando la carne se ofrecía cruda y sólo se calentaba la leche, aparecían los síntomas de degeneración! El doctor Pottenger realizó otro test con tres niños, uno alimentado con leche materna, otro con leche natural y el tercero con leche pasteurizada. Los dos prirneros niños estaban sanos y se desarrollaban normalmente, mientras que el tercero era enfermizo, pequeño y sufrió asma a los ocho meses. (336) Estos hallazgos no pueden dejar ninguna duda en nadie que esté dispuesto a examinar las pruebas de una manera sincera y objetiva. La leche pasteurizada es peligrosa y destructiva, causa enfermedades, carece de cualquier cualidad compensatoria. Lo único que hace es enmascarar la leche estropeada, de modo que los grandes negocios puedan seguir prosperando.

Por supuesto, al público no se le dice que la pasteurización es necesaria para satisfacer intereses comerciales. ¡No! Hay que convencer a los consumidores de que es más saludable, o, mejor aun, asustarles hasta que lleguen a exigir la leche pasteurizada. ¿Le parece irónico? Han engañado a la gente para que pida algo que destruye su salud. Una cortina de humo cuidadosamente orquestada asusta a la gente y le hace creer que la pasteurización la protege realmente de algo tan común como la salmonella. Se ha inculcado a los consumidores la idea de que ése es una especie de ser horrendo que vive sólo en la leche natural y que «acabará con uno» si penetra en su cuerpo. Eso es completamente absurdo. En primer lugar, la salmonella se encuentra por doquier. Está en su alfombra, en su cabello, en su nariz y en su tracto digestivo. También se encuentra en buena parte de los alimentos que ingiere. Si llama al Centro para el Control de las Enfermedades en Atlanta, Georgia, y se lo pregunta, le dirán dónde abunda más: en la carne y el pollo. De modo que, si no es vegetariano, probablemente ingiera un poco de salmonella a diario.
En segundo lugar, la pasteurización tampoco es ninguna garantía de que su leche estará exenta de salmonella. En octubre de 1978 hubo una epidemia de salrnonella por intoxicación alimenticia en Arizona. Afectó a sesenta y seis personas y su causa fue la leche pasteurizada, pues el nivel bacteriano de la leche ingerida por aquellos pacientes superaba veintiséis veces al límite legal. Y el Centro para el Control de Enfermedades informó que la leche había sido debidamente pasteurizada.

Lo natural es consumir la leche siempre cruda. Cualquier mamífero la consume así... excepto nosotros, claro. Tal como fluye del seno o la ubre de cada animal concreto, así es como el Creador designó que fuera consumida. Pasteurizarla es adulterarla y arrebatarle su valor. SI SE TOMAN PRODUCTOS LÁCTEOS, DEBEN CONSUMIRSE CRUDOS... ¡PERO LIMPIOS! Si la leche natural se «certifica» como limpia, puede ser más segura que la pasteurizada, porque la pasteurización no significa limpio, sino calentado. Un producto pasteurizado puede seguir estando sucio. La leche sucia puede contener pelos, hollín, polvo, tierra, estiércol, sudor o pequeños insectos. La pasteurización no eliminará nada de eso. La leche sucia, tanto natural como pasteurizada, entraña un peligro evidente. El problema real debería ser la limpieza, pero se ha ocultado bajo una avalancha de propaganda interesada. Sugerir que el objetivo de la naturaleza es erróneo y que la industria lechera y los profesionales de la «salud» empleados por ésta tiene razón, que los designios de la naturaleza son de algún modo inferiores a los de la industria lechera, es un insulto y una afrenta a la inteligencia del público. Toda la cháchara, la confusión, las estadísticas y las tácticas amedrentadoras, así como las bravatas de los «expertos», jamás alterarán el hecho de que no es posible mejorar a la naturaleza, y perpetuar el mito de que se puede es una muestra de arrogancia e ignorancia en el grado más alto.


Traducción de Thais®

domingo, 13 de julio de 2008

LA BATALLA ACTUAL CONTRA LA GRASA

El contenido medio de grasa en la leche de las vacas tradicionales hace un siglo era superior al 4% (o más del 50% de las calorías). Actualmente la grasa comprende menos del 3% (o menos del 35% de las calorías). Lo que es peor, los consumidores han sido engañados para que crean que la leche baja en grasa y desnatada es buena para ellos. Sólo comercializando productos bajos en grasa y desnatados como una comida saludable puede la moderna industria lechera deshacerse del exceso de leche con poca grasa y de mala calidad de los modernos rebaños de alta producción.


La grasa de la leche, es decir, la nata o mantequilla, contiene vitaminas A y D que se necesitan para la asimilación del calcio y la proteína en la fracción de agua de la leche. Sin ellas, la proteína y el calcio son más difíciles de utilizar y posiblemente tóxicos. Además, la nata es rica en ácidos grasos de cadena corta y media que nos protegen contra enfermedades y estimulan el sistema inmunitario. Contiene glicoespingolípidos que previenen el malestar intestinal, y ácido linoleico conjugado, que tiene fuertes propiedades anticancerí-genas, además de promover la pérdida de peso. Sí, la grasa puede hacerte delgado, si es el tipo correcto de grasa. Porque la grasa saturada, que se encuentra sólo en productos animales, es el tipo de grasa más necesario para nuestro cuerpo, a pesar de lo que nos dicen todos los días las revistas, la televisión y todos los medios.

¡Un ser humano no puede desarrollarse y vivir sano si la única grasa que toma es aceite de oliva! La literatura científica enumera un gran número de papeles vitales que juegan las grasas saturadas: mejoran el sistema inmunitario, son necesarias para unos huesos sanos, proveen energía e integridad estructural a las células, protegen el hígado y mejoran el uso de los ácidos grasos esenciales en el organismo. El ácido esteárico y palmítico, presentes en la grasa de la ternera y en la mantequilla, son la comida preferida del corazón. Como las grasas saturadas son estables, no se vuelven rancias fácilmente, no usan las reservas de antioxidantes de nuestro cuerpo, no inician cáncer y no irritan las paredes de las arterias.

Las peor grasa que podemos comer son los aceites vegetales calentados a altas temperaturas y el aceite vegetal hidrogenado o parcialmente hidrogenado, que se sabe que causan un montón de enfermedades crónicas incluyendo cáncer, enfermedad del corazón, problemas de huesos, infertilidad y enfermedad autoinmune. Estos aceites son los que aumentan el colesterol, no la grasa saturada, como nos engañan los medios de comunicación para vender todos los productos procesados que contienen los aceite cancerígenos (toda la bollería y un sin número de alimentos más).

El colesterol es la sustancia reparadora de nuestro cuerpo. Cuando nuestras arterias están débiles o desarrollan fisuras, el colesterol es usado para repararlas. Cuando los niveles de colesterol en la sangre son altos, es porque el cuerpo necesita colesterol. Echar la culpa al colesterol de la enfermedad del corazón es como culpar de producir el fuego a los bomberos que vienen a extinguirlo. El hecho es que los aceites vegetales calentados a altas temperaturas y el aceite hidrogenado, tienen radicales libres que dañan a nuestro cuerpo, son oxidantes, dañan nuestras arterias, necesitando más colesterol para repararlas, por eso los niveles de colesterol suben. Las personas mayores suelen tener el colesterol alto porque su cuerpo está envejeciendo y por tanto, necesitan más reparación.

La verdad es que el colesterol es nuestro mejor amigo. Es vital para el funcionamiento del sistema nervioso y la integridad del tracto digestivo. Las hormonas esteroides que ayudan al cuerpo a enfrentarse con el estrés están hechas de colesterol. Hormonas sexuales como estrógeno y testosterona están hechas de colesterol. Las sales biliares que el cuerpo usa para digerir las grasas están hechas de colesterol. La vitamina D, necesaria para miles de procesos bioquímicos, está hecha de colesterol. El colesterol es un poderoso antioxidante que nos protege contra el cáncer. Es vital para las células porque les proporciona integridad estructural y protección.

Espero que todos hayamos entendido ahora como todo lo que nos dicen en los medios es un engaño, cómo muchos médicos están comprados, y que nos mantienen lejos de la verdad para que compremos los productos dañinos para nuestra salud que venden actualmente.
Sólo se necesita un poco de sentido común para darse cuenta de que todas las enfermedades crónicas que existen ahora (enfermedad del corazón, cáncer, diabetes, obesidad, enfermedad autoinmune) eran inexistentes hace un siglo cuando nuestros antepasados comían su carne con grasa y la leche con mucha más grasa que hoy. No había aceites refinados ni hidrogenados. Hoy en día los pueblos aislados como los esquimales comen mucha grasa saturada de animales como focas y no tienen ninguna de estas enfermedades que hemos citado.

Las causa más probable del aumento de enfermedad del corazón es el cambio en nuestra dieta: gran aumento del consumo de carbohidratos refinados y aceites vegetales, particularmente los hidrogenados; y la disminución del contenido de nutrientes de nuestros alimentos, particularmente minerales y vitaminas solubles en grasa, vitaminas que sólo se encuentran en las grasas animales.



EL CRIMEN CONTRA LA LECHE SIN PASTEURIZAR (extracto)
por Alton Eliason

Nunca en los anales de la salud y la nutrición ha habido un alimento tan difamado, sobre el que más se ha mentido y conspirado como la leche sin pasteurizar. Fue reverenciada en todo el mundo como el alimento más perfecto, pero su perdición fue planeada en pasos bien organizados para crear la actual leche de larga vida, un producto virtualmente sin vida cuya
única comparación con la original es su color.

Aunque cada nuevo procedimiento de procesamiento de la leche ha sido considerado como una mejora de la calidad nutricional y la seguridad, estos pasos realmente llevan a la destrucción de estas propiedades a cambio de la ambición corporativa. En su forma actual de larga vida, la leche no sólo está vacía de la mayor parte de su valor nutricional, sino que puede causar muchos problemas de salud.

La homogeneización ha tenido efectos devastadores en el consumo de leche. Ésta se ha vuelto insípida al quitarle toda la grasa. La industria del cereal ha sufrido irreparablemente desde que la leche dejó de contribuir al sabor del cereal. A pesar de la adición de enormes cantidades de azúcar y aromas de todo tipo, la gente, y los niños en particular, no están comiendo cereales como lo hacían en el pasado.

Las compañías lecheras se amoldaron a la moda de “libre de grasa” reduciendo el contenido graso cada vez más. Pero la gente no bebe las versiones aguadas. Además, aprovechan para empujar a la gente a consumir más leche el hecho de que haya enfermedades como la osteoporosis. Pero esto es una farsa porque las enzimas y vitaminas en la grasa se necesitan para asimilar el calcio. Es un milagro que todavía vendan leche “entera”. Pero a no ser que la leche sea sin pasteurizar nunca podrá ser “entera”.


Traducción de Thais®

La verdadera leche no está pasteurizada

La pasteurización destruye enzimas, disminuye el contenido vitamínico, desnaturaliza las
frágiles proteínas de la leche, destruye las vitaminas C, B12 y B6, mata las bacterias beneficiosas, promueve agentes patógenos y está asociada con alergias, incremento de la caries dental, cólico en bebés, problemas de crecimiento en niños, osteoporosis, artritis, enfermedad del corazón y cáncer. La leche sin pasteurizar fermenta naturalmente pero la pasteurizada se pudre; los procesadores tienen que quitar el limo y la pus que se forman mediante un proceso de clarificación centrífuga.

La pasteurización se instituyó en los años 20 para combatir la tuberculosis, la diarrea infantil, la fiebre ondulante y otras enfermedades causadas por la alimentación animal pobre y los sucios métodos de producción. Pero los tiempos han cambiado y los modernos tanques de acero inoxidable, las máquinas de ordeño, los camiones refrigerados y los métodos de inspección hacen que la pasteurización sea absolutamente innecesaria para la protección pública. Además, la pasteurización no mata siempre la bacteria de la enfermedad de Johne que se sospecha que causa la enfermedad de Crohn en los humanos con la que la mayoría de las vacas confinadas están infectadas.

La ultrapasteurización es un violento proceso que lleva a la leche desde una temperatura fría hasta por encima del punto de ebullición en menos de dos segundos. Leche limpia sin pasteurizar de vacas certificadas está disponible comercialmente en varios estados de EEUU y se puede comprar directamente de la granja en muchos más. También se puede encontrar en todos los países de Europa: Francia, Alemania, Italia, Países Bajos, Gran Bretaña... España es posible que sea el único país del mundo donde la gente no tiene acceso a la leche sin pasteurizar. Por la salud de todos los ciudadanos, sobretodo de nuestros bebés y niños, que son el futuro, esto tiene que cambiar.

La leche pasteurizada favorece grandes compañías lecheras industrializadas y arruina a los pequeños granjeros. Cuando los granjeros tienen el derecho de vender leche no procesada a los consumidores, pueden ganarse el pan decentemente, incluso con pequeños rebaños.


LA LECHE QUE VENDEN ACTUALMENTE ES MUY DAÑINA PARA NUESTRA SALUD

La leche que venden y que todo el mundo compra, porque no tenemos elección, no hay otra, no es una alimento: es casi un veneno. Causa enfermedades, cuando la verdadera leche sin pasteurizar cura y previene todas las enfermedades (ver artículo “Real milk cures many diseases”, en www.realmilk.com).

La leche comercial procede de la moderna Holstein, una vaca tratada artificialmente para producir grandes cantidades de leche (tres veces más que la vaca tradicional). Necesita alimentos especiales y antibióticos para sobrevivir. Su leche contiene altos niveles de la hormona del crecimiento de su glándula pituitaria, incluso cuando se le perdonan las indignidades de la Hormona Bovina del Crecimiento modificada genéticamente para empujarla hasta los límites de sus ubres a producir más cantidad de leche.

La verdadera comida de las vacas es hierba verde en primavera, verano y otoño; alimento verde, ensilaje (forraje fermentado en silos), heno y vegetales de raíz en invierno. No es soja, semilla de algodón u otros alimentos comerciales; tampoco sobras de pan, excrementos de pollos o la piel de cítricos, llena de pesticidas. Nutrientes vitales como las vitaminas A y D, y el “Factor Price” (un catalizador liposoluble que proporciona una óptima asimilación de los minerales) son muy abundantes en las vacas que comen hierba verde, especialmente la que crece rápidamente. Las vitaminas A y D disminuyen en gran parte, y el Factor Price desaparece, cuando las vacas son alimentadas con alimento comercial. La soja tiene el perfil proteínico equivocado para las vacas, resultando en un corto periodo de alta producción de leche seguido de muerte prematura. La mayoría de la leche viene de vacas confinadas toda su vida y que nunca han visto hierba verde.

La homogeneización es un proceso que rompe los glóbulos de grasa de la leche para que así no suban para arriba. La grasa alterada de esta forma se ha descubierto que es dañina para nuestro cuerpo. Las frágiles proteínas de la leche se rompen también con este proceso resultando en aminoácidos que son neurotoxinas: pueden pasar a nuestro cerebro y allí matar las neuronas. Al romper cualquier proteína de una forma artificial se forma una sustancia muy conocida por los fabricantes de alimentos porque está en la mayoría de los ingredientes de los alimentos procesados: monoglutamato sódico. Esta sustancia, y el aspartamo son dos neurotoxinas. Se utilizan las dos para dar sabor a los alimentos procesados porque son muy baratas y pueden sustituir a alimentos naturales, más caros. Son un grave peligro para la salud de todos nosotros. Se sabe que son la principal causa de la obesidad, ya casi una epidemia en los países desarrollados. Además causan muchas otras enfermedades, desde migrañas hasta diabetes, asma, problemas de comportamiento en niños, depresión...

La leche en polvo desnatada es una fuente de colesterol oxidado y aminoácidos neurotóxicos. Muchas marcas de leche no contienen verdadera leche en sus cartones, sino suero de leche en polvo. Los yogures bajos en grasa y las natas contienen una sustancia viscosa llamada mucopolisacárido para darles cuerpo. La pálida mantequilla de las vacas alimentadas con heno contiene colorantes para que parezca una mantequilla rica en vitaminas de vacas alimentadas con hierba verde. En la producción a gran escala de quesos se usan enzimas de bioingeniería. Muchos quesos producidos en masa contienen aditivos y colorantes y otros productos que imitan los quesos contienen aceites vegetales.


Traducción de Thais®

¿ES ESTÉRIL LA LECHE MATERNA? RECIENTE INVESTIGACIÓN EN LA LECHE HUMANA

por Sally Fallon



Desde los años 40 los científicos no han llevado a cabo ninguna investigación significante en la leche de vaca sin pasteurizar, una lamentable situación atribuida muy probablemente a la poderosa influencia de la industria lechera. El hecho de que nos tengamos que referir a estudios de hace muchos años que muestran la seguridad y los beneficios para la salud de la leche sin pasteurizar ha sido una fuente de crítica hacia el movimiento de la leche sin pasteurizar.

Afortunadamente, investigaciones mucho más recientes existen de las cualidades de la leche humana, y estos resultados son aplicables a la leche de otros mamíferos domesticados: vacas, cabras, ovejas, camellas, búfalos de agua y renos.

Durante muchos años, los científicos creyeron que la leche humana era segura porque era estéril. Esta noción ha dejado espacio al descubrimiento de que la leche humana contiene muchos patógenos. Por ejemplo, científicos en Finlandia detectaron varias cepas de Stafilococus aureus “conocido como el agente causante de infecciones de pecho maternas e infecciones neonatales”, en muestras de leche materna[1]. Científicos en Canadá afirman que la leche materna “es un fluido corporal capaz de transmitir patógenos a la sangre cuando es ingerida[2]”.

De hecho, en un programa de revisión médica de leche materna exprimida en China, las pruebas revelaron “el hecho alarmante de que nuestro grupo de estudio tiene el más alto grado de contaminación que se ha observado nunca[3]”. Las bacterias patógenas en la leche incluían enterococci y Staphylococcus aureus. El equipo de investigación especuló que el alto grado de contaminación “podría ser debido a la tradición china de evitar bañarse durante un mes después del parto”. Los patógenos se transmiten al bebé vía leche materna desde la piel.

El descubrimiento de patógenos en la leche humana ha coincidido con el descubrimiento de múltiples y redundantes mecanismos antimicrobianos en la leche de todos los mamíferos, que protegen al bebé proporcionándole inmunidad y vinculando o destruyendo los patógenos.
“Los factores protectores de la leche pueden dirigirse tempranamente a la replicación patógena y con más de un compuesto antimicrobiano. La actividad antimicrobiana en la leche humana resulta en factores protectores que trabajan no sólo individualmente sino aditivamente y sinergéticamente[4]”.

Estos factores protectores incluyen inmunoglobinas, mucinas, lactoferrina, lactoperoxidasa, oligosacáridos y ácidos grasos de cadena corta y media.

Los compuestos que contienen una molécula de azúcar, como los glicoconjugados y oligosacáridos, son sintetizados por la glándula mamaria. Protegen al bebé lactante inhibiendo la vinculación de patógenos. Estos compuestos son específicos para diferentes patógenos. Por ejemplo, “un fucosiloligosacárido inhibe una infección por el Campylobacter jejuni. La vinculación del Streptococcus pneumoniae y del enteropatogénico E. coli a sus respectivos receptores es inhibida por los oligosacáridos de la leche humana. La glicoproteína 46-kD, lactaderina, inhibe la vinculación de los rotavirus y la infectividad... una glicopeptida mannosilata inhibe la vinculación del enterohemorrágico E. coli. Un glicosaminoglican inhibe la vinculación de gp120 a DC4, el primer paso en la infección de VIH[5]”.

Los factores protectores de la leche no sólo inhiben los patógenos presentes sino que también “anticipan nuevas mutaciones y nuevos patógenos. . .[6]” El factor inmunológico IgA, por ejemplo “parece reflejar memoria maternal a largo plazo.” Esto explica la sabiduría china, impresionante para los investigadores, de no bañarse durante un mes después de dar a luz. Cuando el bebé succiona de piel sucia, los factores inmunológicos en la leche pueden programar al bebé para ¡una protección contra una miríada de patógenos para toda su vida! La ciencia médica ha tenido siempre la tendencia de fomentar la actitud de que el hombre puede hacer las cosas mejor que la naturaleza, pero estos estudios sólo pueden inspirar asombro y maravilla por los exquisitos procesos que soportan la vida biológica.

Los componentes protectores de la leche de los mamíferos son en mayor parte moléculas de complejidad enorme, muchas de ellas comprenden compuestos proteínicos con precisos pero frágiles envoltorios. El calor altera e inactiva a la mayoría de ellos, especialmente el rápido y/o prolongado calor de la pasteurización[7].

Que ese calentamiento reduce la habilidad de la leche de proteger contra infecciones es más que sólo especulación. En 1984, investigadores en la India llevaron a cabo una prueba randomizada y controlada con 226 recién nacidos de alto riesgo a los que les daron combinaciones de leche de fórmula, leche materna sin pasteurizar y leche materna pasteurizada. La tasa más alta de infección ocurrió en el grupo al que se le dio leche materna pasteurizada y fórmula (33 %). A aquellos a los que se les dio leche materna sin pasteurizar y fórmula tuvieron un 16 % de infección y a los que se les dio sólo leche materna pasteurizada tuvieron un 14,3 % de infección. La tasa más baja de infección fue de 10,4 % en el grupo al que se le dio leche materna sin pasteurizar[8].

Investigadores en África se interesaron sobre las formas de preservar la leche materna. No se observó crecimiento de patógenos en leche materna sin pasteurizar guardada 4 horas a una temperatura alta (30-38º C), 8 horas a temperatura de una habitación (15-27º C) y 24 horas a la temperatura de un frigorífico (4-10º C)[9]. Por tanto, llegaron a la conclusión de que “aunque una temperatura muy fría (0-4º C) parecía la más segura para el almacenamiento de la leche, para guardarla a corto plazo no se recomienda el congelador debido a los riesgos del proceso de descongelación”. Otro estudió mostraba que la leche materna sin pasteurizar era segura para la consumición humana después de pasar 72 horas refrigerada en el frigorífico[10]. El almacenamiento a largo plazo por congelación no causaba problemas de seguridad.

Por desgracia, la leche materna que se dona a bancos de leche humana es pasteurizada rutinariamente, con lo que se destruyen todos los mecanismos protectores que la leche humana puede ofrecer a los bebés prematuros.

Todas estas investigaciones de la leche humana se aplican igualmente a la leche de otros mamíferos. El hecho de que las crías de los animales nacen entre barro y excrementos, hace que los mecanismos protectores en la leche de vacas, cabras, ovejas, etc., sean incluso más concentrados que en la leche humana. Por ejemplo, la lactoperoxidasa, una enzima en la leche sin pasteurizar que mata a los patógenos usando pequeñas cantidades de peróxido de hidrógeno y radicales libres, está diez veces más presente en la leche de cabra que en la humana[11].

Mientras que las investigaciones de la leche humana han revelado el hecho de que la leche sin pasteurizar proporciona una fuerte protección contra cualquier enfermedad, los burócratas en los departamentos de salud y de granjas lecheras de nuestro país se han quedado estancados en la ciencia de los años 40. La próxima vez que uno de ellos te diga que la leche que les das a tus niños tiene que estar pasteurizada para su protección, pregúntales si la leche materna cargada de patógenos que das a tu bebé tiene que pasteurizarse también.





[1] J Appl Microbiol. 2003;95(3):471-8.

[2] Neonatal Netw. 2000 Oct;19(7)21-5.

[3] J Hosp Infec. 2004 Oct;58(2):146-50.

[4] J Nutr. 2005 May;135(5):1286-8.

[5] Curr Med Chem. 1999 Feb;6(2):117-27.

[6] Adv Exp Med Biol. 2004;554:145-54.

[7] Scientific American, December 1995; Lancet. 1984 Nov 17;2(8412):111-3.

[8] Lancet. 1984 Nov 17;2(8412):111-3.

[9] Cent Afr J Med. 2000 Sep;46(9):247-51.

[10] Eur J Pediatr. 2000 Nov;159(11):793-7.

[11] J Dairy Sci 1991;74:783-787


Traducción de Thais®

sábado, 12 de julio de 2008

La decadencia de la leche comercial vs. el renacimiento de un super-alimento, la Verdadera Leche.

Por Thais

"Un país, una  civilización se  puede juzgar por 
la forma en  que trata a sus animales" Mohandas Ghandi.

Actualmente la leche es acusada de causar desde enfermedades cardiovasculares, hasta alergias y cáncer. Esto ocurre en un momento de nuestra historia en el que muchas cosas, no sólo la leche, se ha visto que causan cáncer. Pero debemos preguntarnos y reflexionar: ¿es en sí un alimento lo que causa cáncer o enfermedades cardiovasculares? Y la respuesta que nos viene a la mente es “no”, si es que nuestro cerebro no ha sido lavado por los médicos que abogan en contra de las grasas saturadas de los alimentos de origen animal, claro está. Porque un alimento, tal como Dios (o la naturaleza, para los no creyentes) lo ha puesto en el mundo, no es dañino para ningún ser humano, ni para los animales. El hombre, como animal omnívoro, ha estado capacitado en toda la historia de la humanidad para alimentarse de alimentos de origen animal, además de vegetales. Y ahora, en el siglo XXI, una panda de médicos, influenciados por un estudio erróneo, y mayormente por grandes intereses comerciales, nos dicen que no, las grasas animales (que han sido consumidas por el hombre durante milenios) son peligrosas y causantes de graves enfermedades.

Para los lectores que aún no sepan de qué va esto que acabo de exponer, tienen que saber simplemente desde el principio de este artículo, que desafortunadamente, los médicos, o mejor dicho “el negocio de la salud” se mueve sólo por intereses comerciales y de control de las masas. Así utilizando el gran poder que brindan los gobiernos al sistema médico, éste a su vez controlado por la gran industria farmacéutica, tienen a la población mundial bajo su dominio, creándole enfermedades que se inventan ellos mismos para aumentar beneficios, y otras debido a las dañinas sustancias químicas que crean, en realidad, no para curar, sino para mantener a la población enferma gastando dinero. Porque la verdadera cura de las enfermedades está en los alimentos naturales, pero esto, nadie te lo va a decir, menos todavía los médicos, porque:

  • Alimentos naturales como tales son cada vez más escasos en nuestra sociedad. Aquí no me refiero sólo a alimentos como los vegetales, frutas, verduras.... que ya nos tienen dicho hasta la saciedad que tenemos que comer. Pues hay otros alimentos naturales que no nos dicen que “debemos” comer para mantener nuestra salud y prevenir enfermedades, y además la población ignora los grandes beneficios para la salud de estos alimentos (porque si lo supiera, serían más consumidos). Me estoy refiriendo, como no, a los alimentos de origen animal, tan denigrados actualmente, y especialmente a la leche sin pasteurizar y los alimentos fermentados, casi ausentes en la dieta de la mayoría de la población. Este tipo de alimentos son muy importantes para la salud de niños y adultos. Ver artículo Enzimas.
  • Y lo peor: Ningún doctor te va a decir que la nutrición curará una enfermedad, porque entonces ¡no necesitaríamos a los médicos...! Y además la industria farmacéutica se iría a pique, en vez de crecer imparablemente, como lo está haciendo ahora. Están documentadas sociedades en las que no existían médicos, por la poca o nula incidencia de enfermedades en la población. Ver los suizos aislados.

Actualmente proliferan los movimientos de rechazo a la leche. Se han desarrollado al tiempo que los movimientos vegetarianos, y acusan a la leche de tener sustancias amenazantes para nuestra salud, y como veremos, no andan mal encaminados en algunos asuntos. Los vegetarianos tienen puntos válidos, denunciando la crueldad y los sucios métodos de la producción de carne y leche en granjas industriales, pero aun así instan a abandonar totalmente la carne, y eso es inviable a largo plazo para los seres humanos, porque, como he dicho anteriormente, somos omnívoros, necesitamos carne y vegetales para obtener las vitaminas y nutrientes necesarios para nuestro crecimiento, desarrollo y reproducción[1], si alguno de estos alimentos falta, nos enfrentaremos a carencias. Ahora bien, esta carne se puede obtener utilizando métodos no agresivos con animales que han sido adecuadamente alimentados y han tenido una vida decente en una granja no industrial. ¡Después de todo, así es como el la naturaleza planeó que fuera! Somos nosotros, la civilización más destructora del planeta, quienes hemos extendido los modos de producción de fábrica industrial a los animales, tratándolos como si fueran meras piezas de una máquina, como si fueran materia prima inerte... (factory farming1, factory farming2)

En este artículo, lo que nos atañe es la leche, así que dejaremos a un lado otros alimentos para centrarnos en los problemas actuales en los que se encuentra metida ésta. En primer lugar, hay dos tipos de leche, una es perjudicial y la otra, lejos de serlo, es el Alimento más Perfecto de la Naturaleza.

1) La leche comercial actual es perjudicial por muchas razones:
- Las vacas son alimentadas con alimentos que no fueron diseñadas para digerir (cereales, soja, semillas) y con nada de hierba verde, que es su alimento natural. Esto hace que sean muy subceptibles a enfermedades, que requieren muchos antibióticos, y a su vez éstos destruyen sus defensas naturales, y las hacen dependientes de ellos (creándose bacterias resistentes a ellos). Estas características hacen que prod
uzcan una leche cargada de antibióticos, y de pesticidas, debido a los granos que constituyen su alimento, muy a menudo también transgénicos. Las vacas viven muy poco tiempo y cuando están muertas se ve que tienen los hígados destrozados (super enfermas).

- Esto si se les perdona las indignidades de la rBGH (hormona de crecimiento bovina recombinada), una hormona modificada genéticamente creada por Monsanto, que les empuja a producir leche hasta los límites de su vida, y que se ha visto que causa más daño que beneficio a los granjeros. Las vacas enferman aun más, con mastitis muy severas, que hacen que la leche se llene constantemente de pus debido a la infección.

-Además de esto, esas hormonas tan poderosas, se ha visto que han hecho efecto en la población, adelantando la pubertad de muchas niñas, y acelerando o creando muchos cánceres, entre ellos, los de mama, colon, próstata. Por ello, en Europa existe una moratoria a la aplicación de esta hormona artificial pero eso no significa que no se utilice ilegalmente, porque Monsanto sabe como introducir sus productos (ya los ha introducido ilegalmente en muchos países de Asia) y su filosofía es: "No nos podemos permitir ni perder un sólo dólar".

- Añadido a todo esto, la pasteurización (UHT) y la homogenización destruyen la leche convirtiéndola en un líquido que nuestro cuerpo no puede digerir y que causa alergias, intolerancias, y hasta enfermedades cardiovasculares. La ultrapasteurización destruye las proteínas y nuestro cuerpo no las puede digerir, causan alergias. La homogenización destruye los glóbulos de grasa de la leche para que no se agrupen y suban hacia arriba (destruye la nata de la leche), creando una enzima llamada xantioxidasa, que causa inflamación en nuestro intestino, porque el cuerpo no puede digerir esta grasa alterada. De sobra es decir que la pasteurización destruye además todas las vitaminas que se puedan encontrar en la leche. Incluso la leche de ganadería ecológica, si es UHT y homogenizada, es mala para la salud debido a la agresividad de estos procesos y las vitaminas han despaparecido.

Una vez que sabemos lo anterior, que es la razón de que mucha gente esté en contra de la leche, y de que cada vez haya más intolerancias a ésta, hemos de saber la verdad, y es que hay "otra leche", que no sólo no es mala para nuestra salud, es muy beneficiosa, previene enfermedades, cura muchas de ellas (Milk cure), y es un alimento nutritivo perfecto. Para aquellos que todavía creen en la mentira del colesterol, visiten Weston A. Price. Los que no saben inglés, tendrán que esperar mis traducciones.

2) La "verdadera leche" procede de vacas cuyo alimento es pasto verde, y cuando no hay, heno, alfalfa y tubérculos, NO semillas de algodón, soja, peladura de cítricos (cargada de pesticidas) o harinas de pescado o carne (lo que causó la enfermedad de las vacas locas). Mejor aun si NO son vacas Holstein, porque éstas producen una leche con menos grasa y más hormonas. De razas tradicionales de vacas la leche tiene más nata y es más nutritiva.

- Estas vacas, debido a su alimentación en pastos, normalmente no necesitan antibióticos, porque el PH ácido se mantiene en su sistema digestivo impidiendo la proliferación de patógenos y enfermedades. Más ventajas aun porque su leche, al contrario de la leche de vacas confinadas en granjas industriales, no presenta ningún patógeno, debido a que vacas saludables, producen leche saludable y limpia, y vacas enfermas, pues imagináis cómo será su leche. Esto ha sido contrastado por análisis de organizaciones de control estatales en la leche de vacas en pasto vs. la leche de vacas confinadas (videos youtube de Organic Pastures: video1, video2; próximamente subtitulaciones de estos videos en mi blog).


Debido a todo esto, la leche de estas vacas de crianza natural, no necesita ser pasteurizada para nuestra protección. Estudios han demostrado que añadiendo patógenos a esta leche sin pasteurizar, estos eran completamente destruidos por los factores protectores de la leche (las bacterias beneficiosas) . 

La leche cruda contiene enzimas, entre ellas la lactasa, que participan en la digestión de la leche, por lo que la gente intolerante a la lactosa o a otros componentes de la leche puede beber leche sin pasteurizar sin problemas. Además, estos probióticos pueblan la flora intestinal realzando enormemente nuestro sistema inmunológico. Por ello, es extremadamente recomendable que los bebés y niños beban leche sin pasteurizar porque su sistema inmunológico se está desarrollando, sobretodo si no han tomado leche materna o la han tomado durante poco tiempo.

[1] Todas las hormonas del cuerpo humano se forman con colesterol, de ahí la importancia de los alimentos de origen animal.


Para saber más:
Leer los demás artículos sobre la leche de este blog.
Weston A. Price Foundation
Real milk.com
Organic Pastures


Enzimas de los alimentos crudos

Las enzimas alimenticias están presentes en alimentos crudos. Inician el proceso de digestión en la boca y el estómago superior. Se llaman proteasas las enzimas que digieren las proteínas, lipasas las que digieren las grasas y amilasas las que digieren los hidratos de carbono.

Las amilasas presentes en la saliva contribuyen a la digestión de los hidratos de carbono mientras que éstos son mascados, y todas las enzimas que se encuentran en la comida continúan este proceso mientras ésta permanece en la parte superior del estómago. En esta parte el estómago no segrega ningún jugo digestivo, sino que actúa más o menos como el primer estómago de los animales rumiantes. Es como un tanque de almacenamiento donde las enzimas presentes en los alimentos crudos hacen su trabajo en lo que hemos comido antes de que esta masa más o menos parcialmente digerida pase al estómago inferior, sobre 30 minutos después de que la comida es ingerida.

La secreción de ácido hidroclorhídrico ocurre sólo en el estómago inferior y está estimulada por el paso de la comida desde el estómago superior al inferior. El ácido hidroclorhídrico no digiere la carne, como se cree co-múnmente, pero activa la enzima pepsinogen a su forma activa pepsina que digiere las proteínas.

La investigación de las enzimas ha revelado la importancia de los alimentos crudos en la dieta. Las enzimas en los alimentos crudos ayudan a empezar el proceso de la digestión y reducen la necesidad del cuerpo de producir enzimas digestivas. Todas las enzimas son desactivadas a una temperatura húmeda de 48ºC, y a una temperatura seca de 65ºC. Gracias a uno de los perfectos diseños de la naturaleza los alimentos y los líquidos a 47 grados pueden tocarse sin hacerse daño, pero los líquidos que estén a más de 48 grados quemarán. Así pues todos nosotros tenemos un mecanismo en nuestro cuerpo para determinar si la comida que estamos comiendo tiene todavía su contenido enzimático intacto.

Una dieta compuesta exclusivamente por alimentos cocinados somete a severa presión al páncreas, agotando sus reservas. Si el páncreas es constantemente estimulado para producir las enzimas que deberían estar en las comidas, el resultado con el tiempo sería pérdida de su función. Los humanos cuya dieta es pobre en enzimas, consistente principalmente en comida cocinada, usan una cantidad tremenda de su potencial enzimático en la generación de secreciones del páncreas y otros órganos digestivos. El resultado, según el doctor Edward Howell, un destacado pionero en el campo de la investigación de enzimas, es una vida corta, enfermedades, y menos resistencia al estrés de todos los tipos. Señala que los humanos y animales con una dieta que comprende mayormente comida cocinada tienen el páncreas agrandado mientras que otras glándulas y órganos, notablemente el cerebro, se empequeñecen. Sin embargo, su investigación encubrió el hecho de que el cuerpo recicla enzimas absorbiéndolas a través del intestino y el colon y transportándolas en la sangre de nuevo al intestino delgado para ser usadas otra vez. El cuerpo está diseñado para conservar sus preciosas enzimas. (Si no fuera así, muchos de nosotros ya hubiéramos muerto porque no consumimos casi ningún alimento con su contenido enzimático).

El doctor Howell formuló el siguiente axioma de enzimas en la nutrición (Enzyme Nutrition Axiom): "La duración de la vida es inversamente proporcional a la tasa de agotamiento del potencial enzimático de un organismo". El incremento de la ingesta de enzimas alimenticias promueve una disminución de la tasa de agotamiento del potencial enzimático. Otra regla puede expresarse de la siguiente forma: Alimentos enteros proporcionan una buena salud; los alimentos ricos en enzimas proveen una energía ilimitada.

Casi todas las sociedades tradicionales incorporan comidas ricas en enzimas en sus cocinas; no sólo alimentos vegetales sino también proteínas y grasas animales crudas en la forma de lácteos crudos, carnes y órganos crudos, y pescado crudo. Estas dietas también incluyen tradicionalmente una cierta cantidad de alimentos cultivados o fermentados, que tienen un contenido enzimático que es realzado por el proceso de fermentación o cultivo. La dieta de los esquimales, por ejemplo, está compuesta de una gran porción de pescado crudo al que se le ha dejado “predigerirse”, esto es, se ha pudrido un poco o semi ranciado. Ellos atribuyen su resistencia a esta comida predigerida. El cultivo de productos lácteos, que se encuentra universalmente entre pueblos no industrializados, realza el contenido enzimático de la leche, nata, mantequilla y queso.

De Nourishing Traditions: The Cookbook That Challenges Politically Correct Nutrition and the Diet Dictocrats por Sally Fallon and Mary G Enig, Ph D.

Para saber más: Enzyme Nutrition and Food Enzymes for Health and Longevity por Edward Howell disponible en Radiant Life http://www.4radiantlife.com/


El Factor X de Weston A. Price


El doctor Weston A. Price, un dentista de Cleveland, ha sido llamado el “Charles Darwin de la Nutrición”. En su búsqueda de las causas de la caries dental y la degeneración física que observaba en su oficio como dentista, dejó a un lado los tubos de ensayo y los microscopios para ir en busca de la evidencia mostrada por los seres humanos. El doctor Price buscó los factores responsables de dientes perfectos entre los pueblos que los tenían: los “primitivos aislados”.

El mundo se transformó en su laboratorio. A medida que viajaba, sus descubrimientos le llevaron a ver que la caries dental y los arcos dentales deformados que resultaban en dientes apretujados y torcidos, y apariencia no atractiva, eran un signo de degeneración física, resultando de lo que él había sospechado: deficiencias nutricionales. Price dio la vuelta al mundo para poder estudiar grupos humanos aislados, incluyendo comunidades gaélicas en las Hébridas, pueblos aislados en Suiza, esquimales e indios de Norteamérica, isleños de Melanesia y Polinesia, tribus africanas, aborígenes australianos, maoríes de Nueva Zelanda y los indios de Sudamérica.

Dondequiera que fuera, el doctor Price encontró que dientes bonitos y rectos, libres de caries, cuerpos fornidos y robustos, resistencia a la enfermedad y caracteres agradables eran típicos de primitivos con dietas tradicionales, ricas en factores alimenticios esenciales. Cuando el doctor Price analizó los alimentos usados por los pueblos primitivos aislados encontró que proporcionaban al menos cuatro veces las vitaminas solubles en agua, calcio y otros minerales, que la dieta de Estados Unidos, y al menos DIEZ veces las vitaminas solubles en grasa (vitamina A y vitamina D) provenientes de alimentos animales como huevos, pescado, marisco, órganos de animales y mantequilla de vacas que comen pasto verde. El doctor Price descubrió una vitamina liposoluble que ahora se llama el Factor Price o Activador X. Es un poderoso catalizador, que, como las vitaminas A y D, ayuda al cuerpo a absorber y utilizar minerales. Estaba presente en las dietas de todos los grupos de población saludables que él estudió pero desafortunadamente ha desaparecido casi completamente de la dieta occidental moderna. Las fuentes de esta vitamina incluyen órganos de vacas que comen pasto verde, huevos de peces y marisco. La mantequilla puede ser una fuente especialmente rica en Activador X cuando viene de vacas que comen la hierba de crecimiento rápido en la primavera y el otoño. Desaparece en las vacas alimentadas con semillas de algodón o soja.

La importancia de una buena nutrición para las madres durante el embarazo ha sido por largo tiempo reconocida, pero la investigación del doctor Price mostró que los primitivos entendían y practicaban programas nutricionales de preconcepción para AMBOS progenitores. Muchas tribus requieren un periodo de nutrición premarital. El tiempo entre un hijo y otro se espaciaba lo suficiente para que la madre recuperara completamente su salud y su fuerza, de esta forma se aseguraba una excelencia física a la siguiente descendencia. A las mujeres embarazadas y a las que daban el pecho, además de a los niños y niñas en edad de crecimiento, se les daban alimentos especiales. El doctor Price descubrió que estos alimentos eran muy ricos en vitaminas liposolubles: A, D y Activador X, nutrientes que sólo se pueden encontrar en grasas animales.

Estos primitivos con sus cuerpos excelentes, reproducción homogénea, estabilidad emocional y sin ninguna enfermedad degenerativa chocan con el contraste de los que ahora subsistimos en la empobrecida comida de la civilización: azúcar, harina blanca, leche desnatada pasteurizada y comida envasada llena de conservantes y aditivos.

Los descubrimientos y conclusiones del doctor Price se presentan en su clásico volumen Nutrición y Degeneración Física (Nutrition and Physical Degeneration). El libro contiene sorprendentes fotografías de atractivos y saludables primitivos e ilustra de una forma inolvidable la degeneración física que tiene lugar cuando los grupos humanos abandonan las dietas nutritivas tradicionales a favor de los modernos alimentos envasados.

Traducción de Thais®
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