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jueves, 26 de marzo de 2009

La verdad sobre la grasa saturada


La primera acusación científica a las grasas saturadas fue en 1953. El Dr. Ancel Keys publicó un trabajo influyente que comparaba el consumo de grasas y la mortalidad por enfermedad cardiaca en seis países: Estados Unidos, Canadá, Australia, Inglaterra, Italia y Japón. Los americanos eran los que comían más grasa y tenían las tasas más altas de mortalidad por enfermedad cardiaca; los japoneses los que comían menos grasas y tenían la tasa más baja de mortalidad por esa causa.

Pero aunque los datos de estos seis países parecían apoyar la hipótesis de la “dieta del corazón”, había estadísticas disponibles de 22 países. Cuando el conjunto de los 22 países fueron analizados, esa relación aparente desaparecía. La tasa de mortalidad por enfermedad cardiaca en Finlandia era 24 veces la de México, aunque el consumo de grasa en los dos países era prácticamente el mismo.

Este fascinante artículo de MSNBC examina en profundidad por qué ha sido tan injustamente demonizada la grasa saturada, y la verdad sobre las grasas y la salud cardiaca:

FUENTE:

  MSNBC December 13, 2007 

Comentarios del Dr. Mercola: 

Yo no sé si tú caíste, pero yo sí caí, en el mito de que la grasa en la dieta es mala. Empezó a extenderse ya desde los años 70 y 80, y estaba completamente basado en estudios científicos erróneos. Una dieta baja en grasas puede ser bastante buena para 1/3 de las personas que son del tipo nutricional de carbohidratos. Por desgracia, no resultó ser muy buena para mí y me causó algunos problemas de salud.

Afortunadamente, continué estudiando y aprendiendo y finalmente me dí cuenta de que la grasa no era el demonio que estaban haciéndola parecer.

Un derivado del mito de que la grasa es mala que persiste hasta hoy es la creencia de que la grasa saturada aumenta el riesgo de ataques de corazón. En el 2002 el “experto” Food & Nutrition Board pronunció la siguiente desacertada afirmación: “Las grasas saturadas y el colesterol dietético no tienen ningún papel beneficioso en la prevención de las enfermedades crónicas y no se requieren en ninguna cantidad en la dieta.”

Amigos, esto es simplemente otro mito que ha estado dañando vuestra salud y la de vuestros seres queridos durante los últimos 30 o 40 años, desde el momento en que Keys consiguió convencer a la medicina dominante que esta hipótesis no demostrada era una verdad. 

Confundir los datos es parte del problema

Parte de la confusión científica tiene que ver con el hecho de que el cuerpo humano es capaz de sintetizar las grasas saturadas que necesita a partir de los carbohidratos, y estas grasas saturadas son principalmente las mismas que están presentes en las grasas dietéticas de origen animal. Sin embargo, y esta es la clave, no todos los ácidos grasos saturados son iguales. Hay más de una docena de diferentes tipos de grasa saturada, pero predominantemente consumimos sólo tres: ácido esteárico, ácido palmítico y ácido láurico.

Es ampliamente aceptado que el ácido esteárico, el tipo que se encuentra en el cacao y en la grasa animal, no tiene ningún efecto en los niveles de colesterol, y se convierte en el hígado en una grasa monoinsaturada llamada ácido oleico.

Los otros dos, los ácidos palmítico y láurico, aumentan el nivel total de colesterol. Sin embargo, como aumentan tanto o más el colesterol “bueno” que el “malo”, estarás todavía bajando el riesgo de enfermedad coronaria.

¿Por qué necesitas las grasas saturadas?

Los alimentos que contienen grasas saturadas son:

-         La carne.

-         Los productos lácteos.

-         Algunos aceites.

-         Plantas tropicales como el coco y el aceite de palma. 

Estas grasas saturadas procedentes de animales y vegetales proporcionan una concentrada fuente de energía en tu dieta, además de ser el material con el que se forman las membranas celulares y una gran variedad de hormonas y sustancias hormonales.

Cuando comes grasas en tu comida, éstas hacen que la absorción sea más lenta permitiéndote aguantar mucho tiempo sin tener hambre. Además, actúan como transporte de importantes vitaminas liposolubles (solubles en grasa): vitaminas A, D, E y K. Las grasas en la dieta también son necesarias para la conversión del caroteno a vitamina A, para la absorción de minerales, y para muchos más procesos biológicos.

Los seres humanos han comido alimentos de origen animal durante la mayor parte de su existencia en la Tierra y por tanto, la grasa que más ha consumido nuestra especie es la grasa saturada. Si las grasas saturadas fueran malas para ti o no tuvieran ningún valor en nuestro cuerpo, ¿por qué la leche materna produce grasas saturadas como los ácidos butírico, caproico, caprílico, cáprico, láurico, mirístico, palmítico y esteárico, que proporcionan una fuente natural perfecta de nutrición para asegurar el crecimiento, desarrollo y supervivencia de los bebés?

Además, las grasas saturadas son:

  • El combustible preferido del corazón, y también son usadas como un combustible rápido cuando se gasta energía.
  • Útiles agentes antivirales (ácido caprílico).
  • Efectivas como agentes anticaries, antiplaca y antifúngicos (ácido láurico).
  • Útiles para de hecho bajar los niveles de colesterol (ácidos palmítico y esteárico).
  • Moduladoras de la regulación genética y prevención del cáncer (ácido butírico).

Sin embargo, hay todavía una relación entre grasa y enfermedad cardiaca

Se sabe que hay alguna relación entre la grasa y la enfermedad cardiaca. El problema yace en el hecho de que la mayoría de los estudios no hacen el esfuerzo de diferenciar entre la grasa saturada y la grasa trans o grasa vegetal hidrogenada. Yo creo que ésa es la pieza que falta.

Si los investigadores evaluaran más cuidadosamente los riesgos de enfermedad cardiaca midiendo los niveles de grasas trans y grasas saturadas, creo que encontrarían una historia totalmente diferente.

Se sabe que las grasas hidrogenadas aumentan los niveles de colesterol LDL, o colesterol “malo”, mientras que bajan los niveles de HDL, conocido como colesterol “bueno”, lo cual, por supuesto, es totalmente lo opuesto de lo que necesitas para mantener una buena salud. Las grasas trans pueden también causar una gran obstrucción en las arterias, la diabetes tipo 2 y otros problemas de salud graves.

Por desgracia, muchas industrias alimenticias usan grasas vegetales hidrogenadas en lugar de aceite para freír, hornear o preparar sus productos, porque reduce los costes, extiende la fecha de caducidad del producto y puede mejorar el sabor y la textura.

Es importante que tengas en cuenta que tu cuerpo necesita alguna cantidad de grasa saturada para mantenerse sano. Es completamente imposible alcanzar una dieta nutricionalmente adecuada con la ausencia de grasas saturadas. Lo que tu cuerpo no necesita, y además puede causarle múltiples problemas de salud, es la grasa trans.

Si quieres evitar todas las grasas trans o hidrogenadas, debes ser consciente del vacío legal usado por muchas industrias alimenticias para “colar” las grasas trans en denominaciones generales de ingredientes como (grasas vegetales, monodiglicéridos o diglicéridos de los ácidos grasos, etc.) o de la libertad de no poner que contiene grasas hidrogenadas si el producto tiene menos de 500 mg de grasas trans por unidad. Muchos productores han disminuido la porción unitaria para que el ratio de las grasas trans caiga por debajo de 500 mg. Por tanto, si una unidad parece ridículamente pequeña, es probable que esté ocultando un contenido de grasas trans. 

Más información, en los artículos:

La Dieta mediterránea: ¿pasta o chuletas?

¿Es el colesterol el malo de la película?

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