SOMOS LO QUE COMEMOS

miércoles, 2 de enero de 2008

Paz

PAZ
Por Theo Colborn
, PhD


De todas las obras maestras de la naturaleza, el recién nacido, ya sea pez, pájaro, mamífero o humano, es con seguridad el más exquisito. Esta extraordinaria criatura es testimonio de la paz y armonía que existían en la matriz, o el huevo, antes de su entrada al mundo.

Durante siglos, la humanidad consideró sagrado el ambiente de la matriz, libre de violencia y traspaso. En ese ambiente prenatal, con una precisión increíble, las células se replican, se mueven, y forman capullos, miembros, cerebros, órganos sensitivos y reproductores, contribuyendo al fenómeno más milagroso de la Tierra. Desde el momento en que el esperma entra en el huevo, el desarrollo embrionario es orquestado por el sistema endocrino usando unos mensajeros químicos llamados hormonas. Con una precisión y armonía sinfónicas, mezclas de hormonas que cambian constantemente ordenan a las células cuándo dividirse y hacia dónde moverse. Como la música de un gran órgano, los acordes de estos coros hormonales dirigen la formación de tejidos y carne, e incluso le dicen a los tejidos cuándo deben morir después de que éstos no se necesitan más. Y ahora, en la pasada década, los químicos han sido capaces de medir concentraciones infinitesimalmente pequeñas de hormonas que conducen el desarrollo desde la concepción hasta el nacimiento. El sistema endocrino está tan bien afinado que depende de hormonas en concentraciones tan pequeñas como un décimo de una trillonésima parte de un gramo para controlar el ambiente de la matriz, tan discreto como un segundo en 3.169 siglos.

El sistema endocrino también controla la reproducción y así asegura la integridad y la supervivencia de las especies desde que la vida evolucionó por primera vez en la Tierra, hasta que la humanidad sin ser consciente de ello produjo sustancias químicas sintéticas que invadieron la seguridad en la matriz y crearon disonancia en vez de armonía.

La paz empieza en la matriz. El recién nacido refleja esta verdad. El orden es transferido desde cada célula a cada tejido, a órganos, organismos, familias, comunidades y naciones. Desafortunadamente, cuando el desarrollo es violado en la matriz por sustancias químicas creadas por el hombre, el recién nacido está en peligro. La supervivencia de los animales salvajes está amenazada. Pueden desparecer sin que nosotros nunca sepamos por qué. Para los humanos, dicha exposición puede llevar a una reducida inteligencia, descontentos, fracasos, y la incapacidad de integrarse socialmente. Las sustancias químicas creadas por el hombre privan a las sociedades de líderes y pensadores responsables. Los impactos sociales y económicos son incalculables. La pérdida de seguridad en la matriz extendida puede llevar a una pérdida de estabilidad a nivel nacional e internacional.

Los humanos en su carrera hacia el espacio han desviado la atención y limitado recursos en aprender sobre el funcionamiento del mundo interior del que toda vida nace. Hemos buscado en el espacio exterior y parece que hemos olvidado el espacio interior, del que toda la humanidad emerge. El ansia de saber más sobre el sistema solar que sobre el sistema en el que todos residimos antes de nacer ha dejado a la humanidad vulnerable. La misma tecnología que hizo la exploración espacial posible y creó la sociedad moderna ha llevado a la producción de sustancias químicas que invaden la matriz. En nuestra ignorancia nosotros asumimos que la matriz era inviolable mientras que al mismo tiempo producíamos más y más sustancias químicas sintéticas para mejorar la calidad de nuestras vidas. También asumimos que como estos productos hechos por el hombre no inducían rápidamente cáncer, eran seguros. También pensamos que los lagos, océanos, tierra y atmósfera asimilarían cantidades infinitas de deshechos de las nuevas tecnologías.

La indiferencia hacia el medio ambiente ha sido galopante en una escala global. Ahora que llegamos al final del siglo 20, nos topamos de repente con la realidad de que dondequiera que hemos destruido el medio ambiente, hemos dejado detrás desesperación, hambre, miedo y conflictos. A esto debemos añadir otro legado de la industria química, la invasión del entorno interior de todos los animales de la Tierra, incluyendo los humanos. Desde el Ártico al Antártico, las sustancias químicas fabricadas por el hombre, pueden ser encontradas en todos los tejidos animales. Ya no puede estar segura la descendencia en la matriz. Ningún niño nacido hoy está libre de las sustancias químicas creadas por el hombre. Las madres comparten estas sustancias a través de su sangre con los bebés que se desarrollan en sus matrices. No hay cura para un niño cuyos sistemas fisiológicos, inmunológicos y neurológicos vitales no se desarrollaron normalmente. Cuando la sociedad tome conciencia y gaste más en infraestructuras para la prevención que en remedios y curas, la estabilidad y la integridad pueden ser devueltas a la matriz. Las naciones del mundo deben unirse con un único propósito de restaurar la paz en el mundo interior, asegurando a cada recién nacido la oportunidad de alcanzar su máximo potencial.

De ARQUITECTOS DE LA PAZ: Visiones de esperanza en palabras e imágenes por Michael Collopy © 2000.

Traducción de Thais®

BOICOT

Por Thais

Únete al boicot contra las comidas sintéticas

Las sustancias tóxicas, incluso neurotóxicas (matan las células del cerebro) están en nuestra “inocente” comida diaria. Crecemos creyendo que todo lo que venden es bueno y no nos hará daño, pero no hay nada más lejos de la verdad que creer esto.

En la farmacia, todos los medicamentos que compremos tienen alguna sustancia química o todas que son tóxicas para nuestro organismo. Pero ya no hay que leer los prospectos de los medicamentos para ver estas sustancias. Ahora están en las magdalenas que le compras a tu hijo para la merienda, en ese zumo que te bebes tan alegremente porque “no tiene azúcar” y en el pan... Hay una lista interminable de productos. Sólo hay que leer los ingredientes. Pero el problema es que la gente no entiende esos nombres tan raros que ponen, es normal. Porque ni siquiera el Gobierno se ha encargado de orientarnos un poco sobre qué comemos. Tenemos derecho a saber qué estamos comiendo y qué se oculta tras esos nombres raros como: aspartamo, sacarosa, glucosa, fructosa, dextrinomaltosa, sorbitol, goma xantana, sólidos lácteos, emulgentes, aromas, grasas o aceites hidrogenados... Si la gente supiera realmente qué son estos ingredientes, se daría cuenta de que son la causa de todas las enfermedades modernas: cáncer, enfermedades neurodegenerativas, cardiovasculares, etc.

La gente pensará que esto es impensable, ¿cómo pueden estar vendiendo “veneno” para nuestro cuerpo? Impensable pero no imposible. En nuestro mundo actual, el dinero manda. A la gente no le importa tu salud, sólo el dinero. Y mientras los médicos no digan nada, silenciados por millones de euros y dólares procedentes de las empresas traficantes de veneno, el mundo irá así, de mal en peor.

En primer lugar, tenían que estar ilegalizados todos los aditivos neurotóxicos como los edulcorantes y potenciadores del sabor: aspartamo, acelsufamo, monoglutamato de sodio (MSG), entre otros.

El aspartamo se vende no sólo como ingrediente de zumos, refrescos y todos los chicles para adultos, sino también a granel como el azúcar en muchos supermercados. Estas sustancias son llamadas "excitotoxinas", es decir, excitan las neuronas de nuestro cerebro hasta matarlas. Como tienen forma de aminoácidos, pueden traspasar la barrera que protege nuestro cerebro y dentro de él, destruir las neuronas.

El monoglutamato de sodio (MSG) es una sustancia que se genera cuando las proteínas son rotas de forma artificial por hidrolización u otro proceso. Descubierta por los japoneses, esta sustancia fue y es producida en grandes cantidades como aromatizante artificial. Es muy barato y por tanto muy utilizado en muchos alimentos. Todos los preparados de sopas lo llevan, aunque no ponga en los ingredientes su nombre. Está escondido dentro de las denominaciones: aromas, aromatizantes, potenciador del sabor... Se encuentra en alimentos, cosméticos, medicamentos y suplementos alimenticios. Estos productos lo contienen:

Glutamato – Ácido Glutámico - Gelatina - Caseinato de calcio - Proteína hidrolizada  

Caseinato de sodio -  Carragenato -  Maltodextrina  -  Extracto de malta 

Ácido cítrico  - Aroma de cerdo(en las patatas fritas)  -  Aroma de pollo(en las sopas preparadas)  
Proteína de soja  -  Leche ultrapasteurizada - Leche en polvo - Salsa de soja

Caldos de sopas preparados  -  Malta de cebada -  Proteína de trigo -  Aromas, sabores

Cualquier producto con proteínas añadidas (proteína de soja, proteína vegetal, proteínas de la leche)   

Aditivos similares al MSG y con los mismos efectos potenciales en la salud:

E600-700 Potenciadores de sabor

Número

Nombre

Función

E 620

Ácido glutámico

Potenciador de sabor

E 621

Glutamato monosódico

Potenciador de sabor

E 622

Glutamato monopotásico

Potenciador de sabor

E 623

Glutamato cálcico

Potenciador de sabor

E 624

Glutamato amónico

Potenciador de sabor

E 625

Glutamato magnésico

Potenciador de sabor

E 626

Ácido guanílico

Potenciador de sabor

E 627

Guanilato sódico

Potenciador de sabor

E 628

Guanilato dipotásico

Potenciador de sabor

E 629

Guanilato cálcico

Potenciador de sabor

E 630

Ácido inosínico

Potenciador de sabor

E 631

Inosinato sódico

Potenciador de sabor

E 632

Inosinato dipotásico

Potenciador de sabor

E 633

Inosinato cálcico

Potenciador de sabor

E 634

Ribonucleótidos cálcicos

Potenciador de sabor

E 635

Ribonucleótidos disódicos

Potenciador de sabor

636

Maltol

Potenciador de sabor

637

Etil maltol

Potenciador de sabor

E 640

Glicina y glicinato sódico

Nutriente

 Fuente: http://www.food-info.net



Productos Light: ¡¡Peligro!!

Zumos, refrescos, galletas, yogures, chicles, caramelos Light... Las empresas han encontrado el filón más grande de la historia en los productos Light, y a costa de la ignorancia del mundo entero que se rinde a sus pies comprando productos que prometen buena salud y es justo lo contrario lo que crean.

Cualquier producto que ponga sin azúcar, es mejor no comprarlo, porque está cargado de edulcorantes. Los chicles sin azúcar, los zumos, refrescos, son unos clásicos de los edulcorantes. Pero cuidado porque ahora se encuentran en la bollería industrial, en las galletas, ¡incluso en unas galletas compradas en una panadería! Como he dicho anteriormente, los edulcorantes tenían que ser ilegalizados, porque su uso se está extendiendo cada vez más, debido a lo baratos que son, mucho más que el azúcar y el jarabe de glucosa-fructosa obtenido de sirope de maíz o de trigo. 

Una de las causas más probables de la obesidad

Extraído de www.truthinlabeling.org:

[Desde 1969, los investigadores han sabido que MSG causa obesidad mórbida. El doctor Russell Blaylock nos cuenta que la exposición temprana a excitotoxinas (como MSG y aspartamo) produce consistentemente obesidad mórbida y diabetes resistente, tal y como estamos viendo en nuestra juventud. Jack Samuels nos cuenta que aunque hay diferentes factores que causan obesidad, no tiene duda de que la mayor causa de la epidemia de obesidad es el uso cada vez más incrementado de MSG y aspartamo en nuestros alimentos.]

¿POR QUÉ ESTAS SUSTANCIAS TOXICAS (MSG) ESTÁN ESCONDIDAS EN NUESTROS ALIMENTOS?


Porque con el ácido glutámico libre procesado (MSG) ganan mucho dinero aquellos que lo producen, venden, y/o usan en sus productos. Es relativamente barato de fabricar y puede ser usado para reemplazar ingredientes más caros, verdaderamente naturales.


Short articles in English

Do Calories Really Count?

Those who write about the worldwide obesity epidemic have focused almost exclusively on life style issues such as consumption of high-calorie junk food and decreases in exercise. These remain plausible interpretations and are certainly contributing factors. But new research opens up an entirely new theory—the disruption of weight regulation by hormone-disrupting contaminants. Japanese researchers have found that exposure to bisphenol A (BPA) in combination with insulin increases the number of fat cells in mouse cell tissue culture, and also causes the enlargement of fat cells (Journal of Lipid Research 2002 May;43(5):676-684). Human exposure is widespread through its use in dental sealants (used on children's teeth to "prevent cavities"), in food storage (BPA is used to line tin cans) and in polycarbonate plastic. Polycarbonate baby bottles heated by the microwave leach BPA into baby's formula, for example. Other environmental toxins, such as 2,4-D, are known to disrupt the regulation of thyroxin leading to hypothyroidism, another cause of weight gain. High-calorie diets were the norm in turn-of-the-century America (see page 22), but obesity was not a problem. The healthy, well-regulated body turns calories from real food into energy, not fat.
Good Bacteria
After years of instilling fear of bacteria in the populace, scientists are coming to a grudging acknowledgment of their benefits. According to research at the Washington University School of Medicine in St. Louis, microbes found naturally in the mouse and human gut interact with intestinal cells, called Paneth's cells, to promote the development of blood vessels in the intestinal lining. In mice lacking intestinal bacteria, blood vessel formation stopped early during postnatal development. Remarkably, this developmental program restarted and was completed just ten days after implanting microbes into the bacteria-free mice. "This study provides insights into the mutually beneficial partnership forged between mammals and their native microbes," says principal investigator Jeffrey I. Gordon, MD. "These symbiotic relationships probably are most important in the gut, which contains the largest and most complex collection of bacteria." Other research indicates that declining exposure to "food-borne and orofecal infections" has contributed to the increase in hay fever, asthma and skin diseases in developed countries (J Allergy Clin Immunol 2002;110:381-387). A good source of friendly microbes is, of course, raw and cultured milk, condemned by health officials as a major contributor to disease.
Clouds of Death in Missouri
A new study has found convincing evidence that men in rural areas have lower sperm counts and less vigorous sperm than men in urban areas. Researchers at the University of Missouri-Columbia and their collaborators believe that environmental factors, such as extensive use of agricultural chemicals, might contribute to these differences. Since the 1930s, there has been considerable interest in semen quality as a key predictor of male reproductive disfunction. However, semen analyses are very sensitive to laboratory methods, the equipment employed and the nature of the population, all of which may vary from one study to another. The detailed and rigorously applied protocol used by the research team supported the differences between geographic areas after adjusting for other factors known to alter sperm quality, such as age, smoking and recent fever (www.ehponline.org/swan2002).With studies like these, farmers are beginning to realize that if they want to have grandchildren, they will need to farm organically.
Vaccine Damage
As the number of required vaccinations increases, and the use of protective fats rich in vitamin A declines, the numbers of vaccine injuries in our children is soaring. According to the Federal Centers of Disease Control and Prevention, of the 4 million children each year who receive multiple vaccines, about 10,000 have adverse reactions, including high pitched screaming, bowel blockage, seizures, autism, bizarre neurological disorders and complete paralysis. Doctors are discouraged from reporting reactions so this number is probably low. This year a record number of families have filed cases with the nation's Vaccine Compensation Fund on behalf of children who've suffered side effects from their immunizations. Recently a New Jersey girl whose mental development stopped at two months old after an immunization received a $4.7 million settlement from the Fund. Of course, no amount of money can compensate parents for the heartbreak of lifelong brain damage.


Human Milk Banks
There are five human milk banks in the United States today, down from about a dozen several years ago. They operate as nonprofit organizations, raising money to cover the costs of screening, collecting, processing, storing and transporting donated milk. (See www.hmbana.org.) Women donating to a human milk bank get no compensation. The milk banks usually charge about $2.75 an ounce plus 25 cents for shipping. Human milk is extremely costly, but this humanitarian system has saved the lives of thousands of premature babies. Now comes a plan to establish a network of for-profit milk banks. Elana Medo is trying to raise $6 million to launch Prolacta Bioscience, Inc., an enterprise that would establish a web of milk banks to provide breast milk to premies and breast milk derivatives that could be used to treat a variety of diseases. There is just one problem with this scheme. In order to ensure that the milk is "safe from contamination" during this AIDS-fearing era, it will have to be pasteurized. Pasteurization, of course, ruins many of the protective factors in human milk, making it less of a boon to premies. Worse, a for-profit enterprise that insists on pasteurization will have the effect of putting the nonprofit milk banks out of business, or making them conform to new protocols. In the past, donated breast milk was simply frozen and then gently reheated (Washington Post, 9/4/01).
A Taste for Fat
How long can medical orthodoxy prop up the lipid hypothesis in the face of contradictory evidence? First comes the realization that mother's milk is rich in fat; then all those less-than-definitive studies; then the French, Spanish, American, Russian and African paradoxes. Now comes another. Scientists have discovered that the human tongue has receptors for fat. Test subjects showed a response in the blood when they tasted potatoes mashed with butter but no response when they tasted mashed potatoes without fat, or mashed potatoes with fat substitutes. The biochemical response was elevated triglycerides, which investigators say is a bad thing. But if the human tongue has a taste for fat, that must mean humans need fat. Perhaps the fat taste buds steer people toward foods that contain essential fatty acids, say puzzled investigators. Buteven natural non-fatty foods contain some essential fatty acids—even potatoes. The most logical conclusion is that the human body knows better than thousands of politically correct nutritionists that humans need high-fat foods, so much so that it is possessed of a highly sensitive instrument for determining which foods contain lots of fats. So precise is the human taste for fat that it can distinguish real fat from imitation fat substitutes like Olestra. And that's what really worries the food processing industry (Washington Post, 9/4/01).
Benign Bacteria
One of the reasons given for the superiority of commercial baby formula is that it is sanitary. But doctors have discovered that exposure to the right kinds of bacteria during the birthing and nursing process can help prevent eczema and asthma in babies. The "dirt hypothesis" suggests that our immune systems fail to develop properly unless they are exposed at birth to common benign bacteria that have lived in the human gut since the dawn of time. Doctors gave women with a family history of eczema, asthma or rhinitis either a dose of lactobacillus rhamnoses or a placebo for six months before giving birth. Infants were then exposed to these bacteria during the birth process and in their mothers' milk. Children of non-breastfeeding mothers received spoonfuls of bacteria or a placebo. Only 23 percent of the children exposed to the common gut bacteria went on to develop eczema, compared with 46 percent of those exposed to a placebo treatment. Formula, of course, is sterile, but raw cow or goat milk is rich in friendly bacteria (The Lancet 357:1057-1076).
Cholesterol and the Elderly
Damage control experts are dealing with yet another study that disproves the theory that high cholesterol levels are a bad thing. Researchers participating in the Honolulu Heart Program measured cholesterol levels in 3572 Japanese American men (aged 71-93) and compared changes in cholesterol levels over 20 years with all-cause mortality. In general, cholesterol levels fell with increasing age, but the researchers were astounded to find that the earlier patients start to have lower cholesterol concentrations, the greater the risk of death. Furthermore, those with higher levels of cholesterol had better haemoglobin status and hand grip strength. In other words, when cholesterol levels go down in the elderly, so does physical function and they become frail. "We have been unable to explain our results," said the investigators. They urged "a more conservative approach in this age group." What that means is that it is not a good idea to put the elderly on lowfat diets and cholesterol-lowering drugs, but don't expect to see this translated into medical policy anytime soon (The Lancet 8/4/01 358:351-355).
More Fluoride Folly
Drugs based on fluoride usually have lots of side effects. One of them, a cholesterol-lowering drug called Baycol, was removed from the market after causing a muscle-wasting condition called rhabdomyolysis and at least 31 liver-failure deaths. On June 10, 1999, the FDA issued warnings about Trovan, a fluoride-based antibiotic drug it had approved just a year earlier. The FDA said it was aware of 14 cases of acute liver failure. Six of those patients have died and three required liver transplants. Recently thirty Nigerian families sued Pfizer, the maker of Trovan, saying that the company conducted an unethical clinical trial of the drug on their children in 1996. Eleven of the children in the trial died, while others suffered brain damage, were partly paralyzed or became deaf. A fluorinated drug called Fluconazole has been donated by Pfizer to South Africa, supposedly to treat AIDS-related infections. The medication has been shown to cause craniofacial, skeletal and cardiac anomalies in babies born to mothers who take the drug through the first trimester of pregnancy. Other fluoride-based drugs that have been withdrawn include Cisapride (it caused severe cardiac side effects); Mibedrafil (higher mortality in patients with congestive heart failure); Flosequinan (higher rate of hospitalization); the allergy drug Astemizole (serious life-threatening cardiac adverse events); the weight-loss drug Fenfluramine (caused serious adverse dardiac effects); the diabetic drug Tolrestat (liver toxicity and deaths); Temafloxacin (liver dysfunction and deaths); and Grepafloxacin (serious cardiac events) (www.7amnews.com/2001/features/081801.shtml).
More and more evidence is emerging about the dangers of fluoride—fluoride depresses thyroid function, inhibits numerous enzymes and has been associated with increased levels of hip fractures, dental fluorosis and cancer. But our government is still pushing fluorides as beneficial. According to Jeffrey Koplan, MD, director of the Centers for Disease Control, "many areas of the country don't receive the benefits of fluoridated water." The CDC recently issued new guidelines on fluoride in response to widespread use of bottled water. Key recommendations include the expansion of water fluoridation efforts, frequent use of fluoride products such as toothpaste and professionally applied gels, and labeling bottled water with fluoride amounts. The new guidelines are available at www2.cdc.gov/mmwr.
More Poisons in Soy
A new toxin has been added to the long list of antinutrients in soy foods. In addition to phytic acid, isoflavones, protease inhibitors, nitrates, lysinalanene, aluminum, fluoride and MSG, soy also contains a human carcinogen called 3-MCPD. The substance is created during the manufacture of soy sauce and hydrolysed vegetable protein (HVP). The New Zealand Ministry of Health and other health agencies worldwide have acted to withdraw several brands of soy sauce from sale because of the presence of 3-MCPD. It is also present in soy sausages and other imitation foods. Tests showed that consumption of just one sausage by a 25-pound child could result in exposure above the safe level (soyonlineservice.co.nz).
Present in numerous plant foods, oxalate is a compound that can bind with calcium in the kidney to form kidney stones. People prone to kidney stones are advised to avoid high-oxalate foods such as spinach and rhubarb. Scientists at Washington State University in Spokane tested 13 types of soy-based foods and found they contained enough oxalate to cause problems for people with a history of kidney stones. Some of the foods contained 50 times more than the suggested limit of 10 mg per serving. According to Linda Massey, PhD, head of the study, "Under these guidelines, no soybean or soy-food tested could be recommended for consumption by patients with a personal history of kidney stones" (Journal of Agricultural and Food Chemistry, 9/2001).
And More Bad News for Soy
A stinging editorial in British Medical Journal says that estrogen compounds in soy have no proven benefit in the treatment of hot flashes. "Phytoestrogens have not been shown to improve other symptoms that characterize the menopausal transition, such as anxiety, mood changes, arthralgia, myalgia and headaches." The report also dismissed claims that soy protects against osteoporosis and heart disease. Said the authors, "That phytoestrogens prevent breast cancer also cannot be substantiated" (8/18/2001 323:354-355).
Bad Fats, Bad Advice
It is extremely difficult for researchers to determine accurate measures of food intake in test subjects, especially over a period of many months. But the fatty acids in the fat tissue taken from the buttock reflect the dietary intake of fatty acids over the previous year. Investigators in Norway analyzed the buttock fat of 100 heart attack patients and an equal number of controls. Those with high levels of omega-3 fatty acids had only a 20 percent risk of heart disease. Those with high levels of trans fat had double the risk. The problem is that people wishing to avoid saturated fats—as medical science advises them to do—are much more likely to consume trans fats. And saturated fats work synergistically with omega-3 fatty acids, helping to maintain them in the tissues where they belong. So, while dietary trials can be fudged and tweaked to get politically correct results, analysis of buttock fat tells it like it is—for protection against heart disease eat saturated fats and take fish oils. . . and avoid imitation foods loaded with trans fatty acids (European Journal of Clinical Nutrition, 8/2000).
New Guidelines
The US government will be issuing new dietary guidelines later on this year. The last guidelines, issued in 1995, simply recommended that Americans "choose a diet low in fat, saturated fat and cholesterol." "The scientific evidence that has accumulated since the guidelines were last issued shows that a diet low in total fat is not necessarily the best way to remain healthy," concluded the expert panel convened to write the new guidelines. "Recommending a diet low in total fat may have backfired in some ways by prompting people to consume more calories overall," said Professor Cutberto Garza, chairman of the panel. Unfortunately, the new guidelines may also backfire as they continue to be based on the premise that saturated fats are bad. At least the experts finally admit that trans fats should be avoided. The new guidelines recommend more fats "such as those in olive oil, fresh fish, lean meat and poultry, and lowfat dairy products." Confused by this last statement? We think the experts are confused and predict that revisions will continue to be needed until they all go back and study basic, correct nutrition (Washington Post 2/2/01).

Sucios secretos de la industria de la comida procesada (Parte I)

Sucios secretos de la industria de la comida procesada

Esta presentación se dio en la conferencia anual de la Seguridad del Consumidor de Canadá (Conference of Consumer Health of Canada), en marzo del 2002.

La humanidad siempre ha procesado su comida; el procesamiento de la comida es una actividad únicamente humana. Un tipo de comida procesada es la comida cocinada.

El procesamiento de comida tradicional tenía dos funciones: hacer la comida más digestible y preservarla durante tiempos de escasez. Este tipo de procesamiento resultó en alimentos tradicionales como la salchicha y los antiguos puddings de carne y haggis[1]. También pan de masa fermentada, cereales fermentados, queso y otros productos lácteos fermentados, encurtidos, chucrut, y bebidas, desde vino y licores hasta bebidas lactofermentadas.

En el pasado, el procesamiento lo llevaban a cabo granjeros y artesanos como panaderos, fabricantes de queso, destiladores, molineros, y así sucesivamente. Este tipo de procesamiento creaba alimentos deliciosos y mantenía los beneficios en la granja y en las comunidades locales donde éste pertenecía, el procesamiento de los alimentos debería ser una industria del campo local.

Y lo más importante, el procesamiento tradicional de los alimentos realza y aumenta el valor nutritivo de nuestra comida. La fabricación tradicional del pan neutraliza los antinutrientes de los granos y aumenta la disponibilidad de los minerales; la lactofermentación de la col o el repollo para hacer chucrut aumenta los niveles de vitamina C y muchas vitaminas del grupo B considerablemente; y los productos lácteos artesanales como el yogurt, el kefir y similares hacen que los nutrientes de la leche estén más disponibles y sean más digestibles.

El procesamiento industrial

Por desgracia, en los tiempos modernos hemos abandonado el procesamiento local y artesanal a favor de uno industrial, que realmente destruye los nutrientes en la comida en vez de aumentarlos, y hace que nuestra comida sea más difícil de digerir en vez de más digerible. Es más, el procesamiento industrial depende de productos que tienen un impacto negativo en nuestra salud, como el azúcar, la harina blanca, aceites procesados e hidrogenados, aditivos, vitaminas sintéticas y un proceso de extrusión de los granos. Estas son las herramientas de la industria del procesamiento alimenticio.

¿Estás listo para el desayuno? Echemos una ojeada al desayuno típico americano de cereales, leche desnatada y zumo de naranja.

Cereales envasados

Los cereales secos del desayuno son producidos mediante un proceso llamado extrusión. Primero crean una argamasa de los granos y luego la ponen en una máquina llamada extrudidor. Los granos son forzados a pasar por un pequeño agujero a una temperatura y una presión muy altas. Dependiendo de la forma del agujero, los cereales se hacen pequeñas oes, copos, figuras de animales, o tiras, o son inflados (como el arroz inflado). Una hoja corta cada copo o figura, que luego es llevada a través de una boquilla y rociada con una capa de aceite y azúcar para sellar el cereal de los estragos de la leche y hacerlo crujiente.

En su libro Fighting the Food Giants, Paul Stitt nos cuenta que el proceso de extrusión aplicado a los cereales destruye la mayor parte de los nutrientes de los granos. Destruye los ácidos grasos; e incluso destruye las vitaminas químicas que se añaden al final. Los aminoácidos se vuelven muy tóxicos debido a este proceso. El aminoácido lisina, un nutriente crucial, es especialmente desnaturalizado con la extrusión. Así es como se fabrican todos los cereales envasados, incluso los que se venden en tiendas dietéticas de salud. Todos los hacen de la misma forma y la mayoría en las mismas fábricas. Todos los cereales secos que vienen en cajas son cereales extrusionados.

Los únicos avances que se han hecho en el proceso de extrusión son aquéllos que reducen costes sin importar cómo afectará esto al contenido nutricional del producto. Los cereales son un negocio multibillonario que ha creado enormes fortunas.

Con tanta gente comiendo cereales de desayuno, se esperaría encontrar algunos estudios sobre el efecto de los cereales extrusionados en los animales y los humanos. Sin embargo, no hay apenas estudios publicados en la literatura científica.

Los experimentos con ratas

Vamos a hablar de dos estudios que no fueron publicados. El primero fue descrito por Paul Stitt, quien escribió sobre un experimento llevado a cabo por una compañía de cereales en el que a cuatro grupos de ratas se les dieron dietas especiales. Un grupo recibió trigo integral simple, agua y vitaminas sintéticas y minerales. Un segundo grupo recibió trigo hinchado (un cereal extrusionado), agua y la misma solución de nutrientes. A un tercer grupo se le dio sólo agua. Al cuarto se le dio agua y nutrientes químicos. Las ratas que recibieron el trigo integral vivieron más de un año con esta diete. Las ratas que no tomaron nada más que agua y vitaminas sintéticas vivieron dos meses. Las que sólo tomaron agua vivieron sobre un mes. Pero el propio estudio de laboratorio de la compañía mostró que a las ratas a las que se les dio las vitaminas, el agua y el trigo hinchado murieron en dos semanas, antes que las ratas que no probaron nada de comida. Su muerte no era una cuestión de malnutrición. La autopsia reveló disfunción del páncreas, del hígado y los riñones y degeneración de los nervios de la columna, todos ellos signos de un shock de insulina.

Resultados como estos sugirieron que había algo realmente muy tóxico en el trigo hinchado. Las proteínas son muy similares a ciertas toxinas en la estructura molecular, y la presión del proceso de hinchamiento puede producir cambios químicos, que convierten un nutritivo grano en una sustancia venenosa.

Otro experimento no publicado fue llevado a cabo en los 60. Investigadores en la Universidad de Ann Arbor utilizaron 18 ratas de laboratorio. Las dividieron en tres grupos: un grupo recibió copos de maíz (corn flanes) y agua; a un segundo grupo se le dio caja de cartón de los copos de maíz y agua; el grupo de control recibió comida de ratas y agua. Las ratas del grupo de control conservaron una buena salud en todo el experimento. Las ratas que comieron la caja se volvieron letárgicas y finalmente murieron de malnutrición. Pero las ratas que recibieron los copos de maíz y agua murieron antes que las ratas que comieron la caja... (La última rata de los copos de maíz murió el día que la primera rata de la caja de cartón murió). Pero antes de su muerte, las ratas de los copos de maíz desarrollaron un comportamiento esquizofrénico, se atacaron y mordieron unas a otras y finalmente tuvieron convulsiones. La asombrosa conclusión de este estudio es que había más alimento en la caja que en los copos de maíz.

Este experimento realmente fue diseñado como una broma, pero los resultados fueron lejos de ser considerados divertidos. Los resultados nunca fueron publicados y estudios similares no han vuelto a llevarse a cabo.




[1] Plato escocés hecho con vísceras de cordero y avena.
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